Los festivales flamencos

Los festivales flamencos

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ImageLos festivales son al verano lo que el aceite a la ensalá. Una cosa no se puede concebir sin la otra. Son el abono de la afición, el dispensario del usuario aguerrido, la excusa del viajero, la oportunidad del crítico, el pan del artista, el "agosto" del promotor y el campo "abonao" para el intermediario. En cambio, para el político de turno, salvo muy honrosas excepciones, tan sólo es una foto en la prensa local.

Este año, con eso de la recesión, ni eso… Tocaron arrebatodel "salvese quien pueda", y el que ha podido evitar el sofocón detener que anunciar la suspensión es "capitán general". Este año, esaera la foto que todos han pretendido eludir. Pero ha habido fotos, y muchas…

Esta crisis es como el tiempo, y las carteras caen de formainexorable. ¡Que Dios nos pille confesaos, o nos de la gracia de laimaginación!.

Y ya parece que la crisis ha calado hasta en la base delflamenco con disquitos que sólo denotan falta de afición. Ahora se graba en laindefinición. Les gusta decir que hacen flamenco pero no conocen las claves quelo configuran como tal. Y qué se puede esperar si lo que también abunda sonesos personajes que fantasean con el orgasmo poniendo en su tarjeta depresentación la leyenda de "flamencólogo", y lo que ayer no teníavalor hoy es el summun de lo exquisito, y al revés, que "tantomonta….".

Todo se debe al estress. Todos somos presas de ese impíoestado, pero no todos sabemos soportar la presión, y los hay que no tienen nila afición ni la paciencia para detenerse a escuchar. Saber escuchar, cada díaes el palo más difícil.

Bueno, en cualquier caso, siempre nosquedará la copla, que parece que es lo único que ahora se hace con el corazónabierto. Yo, por lo pronto, me he agenciado una butaquita de esas de la playapara hacer migas con un olivo centenario y su majestuosa sombra, en uno de esosmontes alpujarreños donde el tiempo nunca es un inconveniente

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