Cuenta con un equipo multidisciplinar integrado por los endocrinólogos pediátricos, cardiólogos infantiles y la unidad de nefrología infantil
El Hospital Materno Infantil Torrecárdenas ha puesto en marcha una nueva consulta monográfica de ‘Riesgo Cardiovascular’ por la importancia de la identificación y control de los factores de riesgo cardiovascular en la infancia. Según ha señalado el director gerente, Manuel Vida, esta consulta está coordinada desde la subespecialidad de endocrinología infantil y cuenta con un equipo multidisciplinar integrado por los endocrinólogos pediátricos, cardiólogos infantiles y la unidad de nefrología infantil.
En ella se realiza una valoración integral del paciente desde el punto de vista cardiovascular que integra los antecedentes familiares y personales del paciente, una exploración física minuciosa que incluye peso, talla, distribución de la grasa corporal mediante impedanciometria y tensión arterial. Para completar el estudio se incluirá una analítica sanguínea que incluya factores de riesgo cardiovascular como el colesterol y la diabetes. Desde cada una de las disciplinas se atenderá a distintos factores de riesgo cardiovasculares.
Así, el nefrólogo infantil se centrará en el estudio de la hipertensión arterial realizando una medida de la tensión durante las 24 horas del día (MAPA); desde el punto de vista cardiológico se hará un estudio completo de la funcionalidad cardíaca a través de una ecocardiografía y un electrocardiograma y desde el punto de vista endocrinológico se completará el estudio con la medición ecográfica del ‘envejecimiento vascular’. Este envejecimiento vascular se puede constatar ya en la edad infantil con la realización de una técnica no invasiva como es una ecografía del cuello del niño.
En esta, se mide el aumento del espesor de la capa intima-media de la carótida (EMC) o de la rigidez del vaso, y puede ayudar a poner en evidencia la enfermedad subyacente que se está desarrollando ya en la infancia. Se trata de un método no invasivo para determinar la presencia de ateroesclerosis subclínica presente ya en niños asintomáticos.
Por su parte, la responsable de Pediatría, María Ángeles Vázquez, ha señalado que “la valoración integral y multidisciplinar del paciente nos va a permitir clasificar al mismo en tres niveles de riesgo cardiovascular: leve, moderado o grave. Con la creación de esta unidad de riesgo cardiovascular infantil, multidisciplinar y con la introducción de la ecografía carotídea en los pacientes con riesgo cardiovascular pretendemos realizar un estudio completo de los factores de riesgo cardiovascular presentes ya en la infancia para poder identificar a los pacientes con mayor riesgo y crear un plan de actuación individualizado y protocolizado en cada caso para evitar la progresión de estos con el consiguiente desarrollo de patología cardiovascular en edades precoces de la vida”. Algunos factores pueden ser modificados, pero no todos. El control de tantos de ellos como sea posible iniciado en la infancia disminuye el riesgo de desarrollar una enfermedad cardiovascular en la edad adulta. Los niños con factores de riesgo en la infancia presentan más posibilidades de sufrirlos a la edad adulta. Además, los niños tienen mayor disposición al aprendizaje y a modificar sus hábitos, de ahí que la infancia sea una época ideal para abordar estos problemas, especialmente en aquellas personas o familias en las que tienden a agruparse varios de esos factores.
Para menores en riesgo cardiovascular
Los recursos que se emplearán en cuanto a personal y medios contarán con un endocrinólogo pediátrico de la plantilla formado en ecografía carotidea y el manejo de un ecógrafo con software especifico de medición de capas de la carótida. Se comenzará con una cadencia de las consultas mensuales y se verán a aquellos menores que presentan riesgo cardiovascular, diabéticos, obesos, hipertensos, con enfermedad renal, dislipemias, pequeños para edad gestacional, cardiópatas y pacientes oncológicos con quimioterápicos. A esta consulta llegarán siguiendo el protocoilo ya establecido y que comienza los primeros miércoles de cada mes en la consulta de Endocrinología en la que hay creada una agenda especifica llamada «RCV: riesgo cardiovascular» estructurada con ocho citas de PAE (interconsulta) y cinco revisiones. En principio los pacientes se detectan en hospitalización y consultas de pediatría y se derivan a la de RCV. En los próximos meses está previsto realizar un protocolo de derivación desde Atención Primaria.
La prevención como uno de los objetivos
La patología cardiovascular es una de las mayores causas de muerte en el mundo, siendo en muchos países la primera causa de mortalidad en adultos. Forma parte del grupo de enfermedades crónicas no transmisibles y prevenirla es uno de los objetivos prioritarios de salud pública. La Organización mundial de la Salud (OMS) reconoce la existencia de una epidemia de esta enfermedad relacionada con los hábitos alimentarios y estilo de vida del siglo XXI, con el aumento de morbimortalidad y discapacidad que este tipo de enfermedades ocasiona en la edad adulta. El riesgo cardiovascular es una condición que aumenta la probabilidad de sufrir un evento vascular, ya sea cardíaco ( como infarto agudo de miocardio), cerebral (ictus) o vascular periférico.
El mecanismo responsable básico de estas enfermedades es la aterosclerosis que es el engrosamiento y finalmente la pérdida de elasticidad de las arterias de grueso y mediano calibre. En los últimos años se ha hecho cada vez más evidente que la ateroesclerosis es una enfermedad degenerativa de las arterias que, si bien se padece en la edad adulta, tiene su inicio lesional durante la infancia, con una lenta progresión hacia la edad adulta. Se han identificado varios factores fuertemente relacionados con la aterosclerosis, que desempeñan un papel fundamental en la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares; son los llamados factores de riesgo cardiovascular.
A medida que aumenta su número, también crece la gravedad de la aterosclerosis. Unos factores se relacionan con los hábitos de vida, algunos son hereditarios y otros son el resultado de una enfermedad. La constatación de que la placa ateroesclerótica puede comenzar a desarrollarse desde los primeros años de la vida y que la evolución lesional va en gran manera a depender, no solamente de factores genéticos, sino también de factores ambientales y fundamentalmente del tipo de dieta, ha llevado a un consenso internacional sobre la necesidad de actuar preventivamente desde la edad pediátrica.
Los principales factores de riesgo cardiovascular en los niños y los adolescentes son: Sobrepeso y obesidad, inactividad física o sedentarismo, niveles sanguíneos elevados de colesterol (hipercolesterolemia), presión arterial alta (hipertensión arterial), diabetes, tabaquismo. Los niños y adolescentes constituyen un importante grupo expuesto, ya que en esas edades tiene lugar la adquisición de hábitos y estilos de vida que mantendrán en la vida adulta.