La primera noche del trigésimo tercer Festival Internacional de Folclore vivió un lleno absoluto en el recinto del Parque de Las Almadrabillas. El encuentro anual disfrutó, este lunes, bajo el Cable Inglés de la alegría de los ritmos balcánicos serbios, el colorido y la coquetería del grupo indonesio y las acrobacias de los bailes rusos.
Un completo programa al que se sumó, como primer conjunto sobre el escenario, la tradición del Grupo Folclórico Municipal Virgen del Mar, con un aplaudido fandanguillo de Almería. Ayer noche tuvo lugar la segunda y última jornada del evento, organizado por el Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, con las actuaciones de los grupos de Colombia, Italia, Paraguay y de nuevo el de la capital.
Los conocidos acordes del fandango de Almería resonaron en Las Almadrabillas, anunciando el inicio de una nueva edición del Festival Internacional de Folclore. Con el baile más característico de la tierra se daba la bienvenida a un extenso público y a los grupos que irían sucediéndose a lo largo del espectáculo. El Grupo Municipal de Folclore Virgen del Mar fue el encargado de inaugurar esta clásica cita de #AlmeríaenFeria, recibiendo una calurosa ovación tras su actuación, que dio paso al grupo serbio.
Serbia
El conjunto del país balcánico cumplía ayer 25 años formando parte del cartel del Festival almeriense, pero su frescura volvió a sorprender. La alegría de las reminiscencias gitanas de sus sones llenó el aire nocturno de la capital en cuatro piezas rápidas y chispeantes. Hasta 39 personas sobre el escenario, entre bailarines y músicos, desgranaron un repertorio que fue desde la tradición de Serbia central hasta las danzas burlescas del norte y del sur del país. Acordeón, flautas y percusión acompañaron la interpretación humorística de uno de los números, en los que el baile se desarrolló alrededor de un lagar en el que uno de los intérpretes masculinos “se bañaba” mientras varias chicas danzaban a su alrededor moviendo con desparpajo pañuelos en tono de mofa.
La parte final mostró la mezcla cultural de Serbia, pasando de un solo de percusión muy aplaudido, al que se fueron sumando instrumentos, a una danza llena de color con aires y pasos turcos y rusos, así como bailarines con carracas, pañuelos y panderetas. Un número de cierre que recordaba al fin de fiesta de los encuentros flamencos volvió a resaltar el origen gitano de las danzas serbias.
Indonesia
El joven grupo Angsana Prabala, que apenas cuenta con cuatro años de andadura, dio un toque exótico al Festival, con instrumentos locales de bambú, danzas muy femeninas con abanicos y trajes coloridos con tocados incluidos. El sonido de los xilófonos fue el hilo conductor de una actuación compuesta por cuatro piezas, en la que fue especialmente aplaudida la parte en que las bailarinas danzaron de rodillas, en fila y de cara al público, con especial trabajo de cabeza y brazos y gran expresividad. Sus palmas y voces daban la réplica como un coro a una música con tintes chinos e indios.
Rusia
El conjunto de danzas y música de Krasnogorsk, ciudad al noroeste de Moscú, estuvo compuesto por seis músicos de instrumentos nacionales rusos, tres cantantes y 16 bailarines de entre 17 y 22 años. Sus coreografías reflejaron la vida y costumbres de los nativos de su tierra, al igual que sus pintorescos trajes.
Los bailes en pareja se fueron sucediendo con gran expectación entre el público, ya que las piruetas y la expresividad de los bailarines mantenían la atención constante sobre cuál sería el próximo movimiento. No faltaron las típicas vueltas de las bailarinas, adornadas por faldas de vuelo, y las acrobacias y saltos estilo polca de los hombres, que terminaron con un número con sables al ritmo de la clásica ‘Kalinka’. Velocidad, precision y ritmos festivos despidieron la noche.
