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Una EBT almeriense es la única en España en detectar hasta 290 plaguicidas en frutas y hortalizas

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La Empresa de Base Tecnológica (EBT) almeriense Laboratorio Analítico Bioclínico (LAB), junto con el grupo de investigación Química Analítica de los Contaminantes de la UAL, está desarrollando métodos analíticos que permiten determinar la presencia de compuestos desconocidos en frutas y hortalizas y en productos fitosanitarios mediante cromatografía de líquidos y gases acoplados a detectores de masa exacta.

Según explica Ángela Mena, responsable del Área Comercial y Atención al Cliente, «lo habitual es que en un método de análisis en rutina se determinen entre 250 y 300 materias activas, que son las que aparecen en la carta de plaguicidas que tienen los laboratorios. Con esta nueva técnica, y con el objetivo de comprobar la inocuidad del producto, se pueden analizar todos los plaguicidas presentes en la muestra, no sólo los que vienen predeterminados en la carta. De esta forma, descartamos la presencia de cualquier materia activa tóxica en productos fitosanitarios que, en teoría, no debería contener».

El proyecto, «de gran interés comercial», no es utilizado por ningún laboratorio español «debido a su elevado coste económico, tanto instrumental como humano. En la actualidad, sólo LAB oferta esta técnica que ha sido bien recibida por empresas del sector agroalimentario y medioambiental», continúa.

Para incrementar la fiabilidad de los métodos y reducir el tiempo de respuesta, los laboratorios avanzados de análisis de control de trazas orgánicas se centran en la búsqueda y aplicación de nuevos instrumentos. «Las tendencias actuales en el análisis de residuos y contaminantes van encaminadas hacia el uso y aplicación de sistemas de espectrometría de masas (MS) -utilizados para identificar y cuantificar compuestos desconocidos-, que incluyen tanto nuevos analizadores como analizadores híbridos».

Uno de los más innovadores, y el que usa LAB, es el método magnético combinado con cuádruplo, una técnica que mide la desviación de los iones presentes en cada molécula aplicando un campo magnético. En función de esa desviación, se puede precisar con exactitud la composición química de la muestra original. «Con la ayuda de este método, tenemos capacidad para determinar alrededor de 290 plaguicidas en un plazo de 24 horas desde que la muestra llega a nuestras instalaciones», indica Mena.

Las características intrínsecas de la MS, como su selectividad, hacen que sea una herramienta muy útil para el análisis de trazas (moléculas inorgánicas y orgánicas) en muestras complejas. «El acoplamiento de las técnicas de cromatografía de gases (GC) y líquidos (LC) con detectores de MS presenta numerosas ventajas como la posibilidad de cuantificar y confirmar los analitos o componentes de manera simultánea, la detección e identificación de compuestos desconocidos o la posibilidad de resolver espectrométricamente picos de compuestos co-eluidos (extraídos mediante el líquido apropiado del medio sólido que los ha absorbido). Son el instrumento ideal para el control de los contaminantes emergentes, definidos como compuestos potencialmente tóxicos cuyos efectos o presencia en frutas y hortalizas está poco estudiada».

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