Medicina ¿Para Todos? Sobre la Facultad en Almería

Medicina ¿Para Todos? Sobre la Facultad en Almería

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ImageLa creación de una Facultad de Medicina en Almería ha unido a las fuerzas vivas de la provincia en una lucha contra Jaén por llevarse a casa un goloso pastel universitario. Entre tanto, otra trinchera diferente ha reunido a estudiantes, decanos y organizaciones de médicos en contra de la apertura de nuevas facultades. Con el estallido de una contienda inesperada, la UAL se ha enganchado a remolque de la ofensiva en un campo de batalla que hasta hace poco no era el suyo, pero que puede marcar decisivamente su futuro. 

La posibilidad de instalar una Facultad de Medicina en Almería surgió de repente, sin que nadie lo esperase; pero lleva ya varios meses en la agenda de actualidad. La iniciativa no surgía de la Consejería competente ni de la propia Universidad de Almería. Era proclamada inicialmente desde el Colegio Oficial de Médicos de la provincia. El pasado nueve de abril su presidente, Francisco Ortega Viñolo, convocaba una rueda de prensa en la que anunciaba tener conocimiento de que la Junta de Andalucía planeaba crear una nueva Facultad en Jaén. Desde ese momento, asegura Ortega Viñolo, “nos pusimos a trabajar para que en lugar de allí se viniese a Almería.  (Puedes descargar el artículo completo, junto a los artículos de opinión, apoyos y la entrevista a J.M Peinado en Nova Ciencia nº42. Dic.08. Medicina para todos. Herbario de la UAL.)

Inmediatamente comenzaba una campaña para captar apoyos a la que se han ido sumando numerosos actores del ámbito académico, económico y social. Hasta cincuenta colectivos han mostrado su apoyo a un proyecto en el que ven un importante revulsivo para la provincia. Sindicatos, empresarios, Foro Ciudad, Diputación Provincial, partidos políticos… de repente todos quieren que Medicina venga a la provincia y parecen tener muy claras las razones del porqué. En la taifa almeriense, se esgrime el arsenal dialéctico y se muestran armas para el debate, algunas más afiladas que otras: “cada año cien almerienses tienen que irse fuera a estudiar Medicina”; “Jaén está a 90 kilómetros de Granada y Almería a 180”; “en España faltan médicos y en Almería más”; “supondría gran afluencia de público para la provincia”; “la nueva facultad manifestaría la necesidad de crear un hospital universitario”; “prestigiaría todo el conjunto de la UAL”; “en Almería se da una proliferación de enfermedades tropicales”; etc. Las fuerzas vivas de la provincia, que hasta antes de ayer parecían dormidas y sin consciencia de la urgente necesidad que supone la llegada de Medicina a Almería, apoyan la propuesta frotándose las manos ante la perspectiva de jóvenes pre-licenciados y médicos internos residentes pululando durante años por las calles del centro.

Con mejor voluntad que competencias reales Ortega Viñolo señalaba en la misma rueda de prensa hacia el Cuartel de la Misericordia -sede de la Delegación de Defensa en Almería y recurrente maná de las ideas de rehabilitación del casco histórico- como ubicación ideal de la hipotética Facultad, y el Hospital Provincial -en la UCI de las rehabilitaciones desde hace varios años- como sede del futuro Clínico Universitario asociado. 

Con la ilusión también se cumple 

La facultad de Medicina ha tomado el cariz de una de esas promesas de prosperidad que de vez en cuando se lanzan al aire sabiendo que nadie podrá tomar la postura contraria. Una ilusión que además de ‘justa’ se presenta como solución perfecta de problemas anteriores. Un proyecto que debería contar con el apoyo entusiasta de todos los almerienses porque todos querrían más médicos, todos saben que noventa kilómetros son menos que 180, todos temen la proliferación de enfermedades tropicales, todos quieren un casco histórico vivo, todos quieren que la sanidad funcione mejor, con mejores infraestructuras y menos listas de espera, y por último, todos querrían la mejor universidad del mundo para que los jóvenes pudiesen estudiar cualquier carrera a diez minutos de casa. 

Pero el caso es que también todos sabemos que las cosas, también Medicina, son bastante más complejas.

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Reunión de la Comisión de Medicina de la UAL

Una guerra sin sentido 

Esta es la postura que han tomado importantes organizaciones del ámbito médico, colegial y académico ante las polémicas que se han suscitado entre ciudades como Jaén y Almería -también en el conjunto español- por la apertura de nuevas facultades de medicina. Afirman que abrir nuevos centros para la formación de médicos es un grave error.

Si desde el Colegio de Médicos de Almería se vincula la mejora de los servicios sanitarios provinciales a la llegada de la Facultad, entidades como la Organización Médica Colegial (OMC), el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM) o el Consejo General de Médicos de España (CGCOM) se insiste con vehemencia en que lo necesario no son nuevos centros, sino la mejora de los existentes.

En este sentido se manifestaba hace sólo unos meses José María Peinado, por entonces presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Medicina de España y Decano de la de Granada: “es sorprendente que la Junta pretenda dedicar un gran esfuerzo económico a crear una nueva facultad de medicina cuando tienen cinco que están necesitadas y podrían asumir más alumnos”.Peinado, que también dirige hace años un programa de doctorado para médicos en Almería, era nombrado el mes pasado miembro de la Comisión de Medicina de la UAL. Un órgano que, según la propia institución, “será el encargado de hacer propuestas profundas y necesarias sobre la necesidad de implantar la Facultad de Medicina en Almería".

Hace unos meses Peinado declaraba a Europa Press que el gobierno autonómico, antes de proponer nuevas facultades “debe hacer un análisis serio”. Aludía a informes de la OMC y de la propia Junta cuyas conclusiones calificaba de “contundentes” para terminar afirmando que “en Andalucía no faltan médicos”.  

Pequeña batalla en un gran tablero 

Almería se ha visto sumida en una batalla complicada en la que no hay buenos ni malos. Hay un pastel a repartir e instituciones médicas que aconsejan que no es saludable comérselo; ni siquiera ponerlo encima de la mesa. Sin embargo es un hecho que la tarta ya se ha empezado a digerir, y las primeras en probarlo -en raciones generosas- han sido las comunidades autónomas más pujantes, Madrid y Cataluña.

A la alocada carrera que se ha abierto por Medicina tampoco es ajeno el hecho de que en España existan 17 sistemas sanitarios estancos en buena medida y con sus correspondientes responsables políticos. Más facultades y más hospitales universitarios son buenos argumentos electorales.

Es innegable que la provincia ha ido a remolque de Jaén en sus aspiraciones por implantar Medicina. También es un hecho que la decisión última corresponde a la Junta de Andalucía gobernada por los socialistas y que, una vez puestas en compromiso las agrupaciones provinciales de Jaén y Almería, se encuentra en una situación delicada de la que intenta salir insinuando, que no anunciando, la posibilidad de que finalmente puedan abrirse dos nuevas facultades en lugar de una sola. 

Medicina para Jaén y Almería 

La espectación que ha despertado este tema en ambas provincias puede haber llevado a la Junta a tomar una decisión salomónica. Jaén y Almería pueden tener sus facultades de Medicina y evitar así no sólo el enfrentamiento entre provincias, sino también entre direcciones provinciales no ya sólo del PSOE, sino también del PP. Partido que también se ha visto bastante comprometido en esta contienda por la citada Facultad. 

Además, analizando la evolución del discurso del Rector de la UAL, Pedro Molina, se llega a la conclusión de que el proyecto se ha tomado en serio, que se han visitado modelos de facultades de Medicina modernas, capaces de diferenciar su oferta de las tradicionales, como las de Castilla la Mancha y alguna catalana.  

También está bastante definido el modelo docente. Frente al tradicional en el que el catedrático de Medicina imparte clases magistrales y después es especialista en un hospital, el proyecto que ha preparado la UAL contempla que sean los especialistas de los centros sanitarios los que impartan clase en la hipotética facultad de Medicina. Además, el proyecto de la facultad de Medicina para Almería contempla seguir potenciando un campus de la Cañada unificado, donde se concentren todas las instalaciones docentes y de investigación. Ahí iría el edificio de los estudios de Medicina preclínicos los tres primeros años. Los dos últimos se impartirían en un nuevo edificio junto al principal centro sanitario de la provincia, el hospital Torrecárdenas.

El ex rector de la UAL, Alfredo Martínez Almécija, que acaba de ser propuesto como vicesecretario de política económica en el Partido Popular en la provincia, tiene mucho que decir desde la sombra en todo este proceso. Almécija ha apoyado firmemente y desde el principio la opción almeriense de Medicina. Cuando hablamos con él para conocer sus opiniones las expresa claramente: “Medicina no es una oportunidad para la UAL. Es una oportunidad para Almería”.

Pese a que la batalla llega cuando ya ha abandonado las responsabilidades universitarias afirma con contundencia: “he sido Rector diez años y si lo fuese ahora Medicina sería mi primera opción, la fundamental”.

Si es una oportunidad o no para la UAL o la provincia está por ver. A pesar de la mentalidad mayoritaria una universidad no deja de ser de primera división por no tener Medicina y/o Arquitectura. Todo lo contrario. La multiplicación del número de campus en España ha creado un pelotón de universidades en el que cada vez es más difícil hacerse ver. El Ministerio de Ciencia e Innovación aboga por especializar los campus para situar a alguna universidad española entre las cien mejores del mundo.

Es evidente que, si al final se cumplen los pronósticos, que se va en la dirección contraria si cada provincia andaluza tiene una facultad de Medicina como parece que va a suceder. Está por ver si la inversión de recursos que requiere la creación de dicha facultad acaba hipotecando la estrategia de especialización emprendida hace unos años por la UAL en materias como la agricultura intensiva, las energías renovables, o en piedra natural. Lo que sí está claro es que la Universidad de Almería es el motor más sólido que tiene la provincia para afrontar su futuro desarrollo. No sólo es un motor cultural de formación de hombres y mujeres con valores. También es una fábrica de investigación para transferir el conocimiento a los sectores productivos locales, para contribuir al I+D local frente a las deslocalizaciones empresariales. Un motor que también es delicado, complejo, sensible, y que en estos meses podría estar dando pasos para tomar la decisión que cambiase el curso de su breve historia. Su Rector Pedro Molina asegura que “todas las grandes esperanzas requieren un laborioso esfuerzo de colaboración entre la Universidad, la sociedad civil y nuestros representantes políticos”. Esfuerzo, esperanzas, y colaboración para una decisión que no es de la UAL pero que afecta a su esencia. 

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MEDICINA, UNA DECISIÓN POLÍTICA

En última instancia, la futura ubicación de Medicina, dependerá en gran parte de factores políticos. El Partido Socialista de Jaén llevó a su programa electoral en las últimas elecciones la llegada de Medicina como uno de sus proyectos estrella. La condición de jienenses de los consejeros Gaspar Zarrías y Francisco Vallejo -del que dependen las competencias de universidades-, hace pensar a muchos que la decisión final pueda estar determinada por cuestiones de partido. 

Las organizaciones provinciales del PSOE y del PP se ven en la difícil situación de intentar barrer para casa sin ensuciar la del vecino. El Partido Popular presentaba a finales del mes pasado una Proposición no de Ley en el Parlamento de Andalucía en la que pedían el respaldo a la iniciativa del Consejo Social de la UJA para abrir allí Medicina. Los socialistas almerienses tachaban la propuesta de “agravio comparativo”, ya que el Consejo Social y el del Gobierno de la UAL también había solicitado para sí la facultad. Como respuesta, presentaban en el parlamento autonómico una enmienda a la iniciativa popular en la que se reconociese que “Almería ha dado los pasos legales pertinentes para contar con una Facultad de Medicina igual que Jaén”.

La parlamentaria por Almería Pilar Navarro anunciaba que el Grupo Socialista había registrado otra Proposición No de Ley en la que manifestaba su respaldo a la creación de dichos estudios en ambas universidades. Ante las tensiones territoriales, se optaba por un salomonismo invertido: ni para unos ni para otros; para los dos. Navarro se sumaba así al diplomático parche conciliatorio que la consejera de Salud, María Jesús Montero, había hecho en Jaén unas semanas antes declarando que ambas facultades “serían compatibles”. 

Pocos se fían por el momento de que el Gobierno andaluz pueda o quiera conseguir del Ministerio de Ciencia e Innovación dos facultades diferentes con una receta para cada provincia. Y es que el debate por abrir nuevas facultades de Medicina no es un endemismo de la Andalucía oriental. Afecta a todo el sistema sanitario y universitario español, a los equilibrios entre los 17 sistemas universitarios y sanitarios autonómicos. Los ámbitos de decisión trascienden del apoyo puntual que los actores provinciales den a la iniciativa.

Que empresarios, Diputación, o sindicatos almerienses apoyen decididamente la idea, no deja de ser importante, pero tendrá una fuerza limitada en los foros decisorios. Quizá para calmar los ánimos reivindicativos que han levantado los diferentes grupos de presión, quizá por pura responsabilidad gestora, quizá por no mojarse en cuestiones que todavía están fuera de su alcance, el presidente Manuel Chaves aparece de nuevo como el encargado de poner las cosas en su lugar.

Durante la reunión extraordinaria del Consejo de Gobierno celebrada en Almería el pasado mes de junio avanzaba que la decisión “dependerá en gran medida de la evaluación que en estos momentos realiza la Junta sobre las necesidades de personal médico tanto en el SAS como en el ámbito privado. Aludió, asimismo, a un dictamen «preceptivo» aunque no vinculante que debe emitir la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas para la toma de una decisión que, según matizó, no sacrificará la «excelencia» que necesita una Facultad de Medicina.  

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El Consejero de Innovación Francisco Vallejo

En cualquier caso parece claro que Almería se ha sumado a una carrera en la que la Junta esperaba sólo un competidor. En este sentido es destacable que no fuese ni la Universidad ni los políticos socialistas los encargados de inscribir a la provincia en la competición. El Presidente del Colegio de Médicos almerienses, Francisco Ortega Viñolo recuerda que cuando tuvo conocimiento de que se iba a crear otra facultad de Medicina en Jaén “yo fui el primero que trató el tema y solicitó que se trajera a Almería». Asimismo, en el desayuno de trabajo celebrado en el Círculo Mercantil con el candidato Javier Arenas tres semanas antes de las elecciones autonómicas, Viñolo volvió a plantear el tema y «se solicitó que si se iba a crear una facultad de Medicina ésta debería estar en Almería». 

A este impulso por una Medicina en Almería se sumó desde el primer momento el ex Rector de la UAL Alfredo Martínez Almécija. Recientemente propuesto como Vicesecretario de Política Económica por el Partido Popular almeriense, insiste en que lo vió “claro desde el principio” y cree que “la única razón por la que Medicina no debe dejar de venir a Almería es por la falta de recursos. Habrá el dinero que quieran dar desde la Junta en Sevilla”. Su opinión es clara: “si Medicina no viniese a Almería no se utilizarían parámetros objetivos. Si finalmente sólo hay una facultad para Andalucía debería estar en nuestra provincia”.

En este punto, los más optimistas podrán poner toda la carne en el asador, confiando en que la Junta sea capaz de ‘sacarle’ dos facultades al Gobierno de España para Andalucía en lugar de una. Al fin y al cabo Madrid y Cataluña ya se han llevado una buena parte del pastel. Pero habrán de ponderar bien sus apuestas, porque si finalmente Almería se queda si su dosis de Medicina, habrán conseguido dos cosas: un proyecto fallido y una mezcla en el ciudadano de a pie entre desencanto con los gestores propios y rencor hacia los ajenos. 

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Manifestación de estudiantes contra la apertura de facultades

UN SISTEMA ROTO EN BUSCA DE EQUILIBRIO 

Los médicos españoles llevan tiempo peleando con uñas y dientes para que no se cumplan los planes de abrir nuevas facultades de Medicina. La Organización Médica Colegial, la Conferencia de Decanos de Medicina, el Consejo Estatal de Estudiantes o el Consejo General de Colegios Médicos llevan tiempo planteando una campaña en contra de unos planes que contemplan abrir hasta quince nuevas facultades para paliar una discutida falta de médicos.

Los estudiantes recogen firmas y convocan manifestaciones mientras las asociaciones profesionales esgrimen datos como que ya tenemos 0’6 facultades por cada millón de habitantes, lo que nos sitúa a la cabeza de los paises miembros de la OCDE. Tras la entrada en funcionamiento de cinco nuevos centros este mismo año, el número alcanza las 31. En cuanto al número de médicos, España es, por detrás de Grecia, Bélgica e Italia, el cuarto país en proporción de facultativos por cada 100.000 habitantes. En los últimos tres años, el número de plazas en el conjunto de facultades españolas ha aumentado casi en un 20%.

Frente a estos números encontramos los planes que, sumando las diferentes comunidades autónomas, plantean abrir en torno a una docena más de facultades -la mitad de ellas privadas-. Madrid (4), Castilla-La Mancha (1), Cataluña (3), Valencia (2), Andalucía (1), Murcia (1) y Baleares (1) tienen en mente proyectos en este sentido. 

A los médicos se les acusa de corporativistas y de querer mantener el número de egresados en el límite de las necesidades para poder forzar a un mercado sanitario -básicamente dependiente de las instituciones públicas- a no regatear en cuanto a condiciones laborales y profesionales. Tienen claro que producir más facultativos de los necesarios sólo nos devolvería a una situación como la de treinta años atrás, en la que la falta de plazas de especialista relegaba a muchos de ellos a las listas del paro después de haber invertido, tanto el estudiante como el Estado, mucho tiempo y recursos en su preparación. 

A esta situación se suma el efecto del ‘mercado global de médicos’. Con la progresiva apertura real de los mercados laborales, tanto comunitarios como extracomunitarios, cada vez son más médicos españoles los que abandonan el país en busca de mejores condiciones y cada vez más médicos extranjeros vienen a España por las mismas razones. Un mercado fragmentado en el interior y rodeado de un mercado global que complica a los expertos las previsiones de evolución generando interpretaciones contradictorias. 

¿Por qué esta carrera por abrir nuevos centros? En un principio la ampliación del número de estudiantes de medicina -dejando a un lado su reparto por centros y comunidades- habría que buscarlo en un Ministerio de Sanidad que ha estimado en unos 15.000 el número de médicos que harán falta para cubrir las jubilaciones previstas y los posibles incrementos de población. Pese a que muchos expertos acusan a estas cifras de parciales y al Ministerio de no haber hecho estudios solventes, las comunidades autónomas, que gestionan 17 sistemas sanitarios diferenciados, han visto claro que las primeras en abrir facultades de Medicina se llevarían su parte del pastel y las que no lo hiciesen se quedarían sin nada. Madrid y Cataluña, como dos de las más pujantes, han tomado la iniciativa. 

Una carrera ‘especial’. Queda claro que el caso de Medicina dista bastante de ser el mismo que cualquier otra carrera universitaria. Los políticos no se enfrentan en competiciones por ver quién abre nuevas facultades de filosofía o de ciencias ambientales. Los de Medicina son estudios ligados íntimamente al sistema sanitario -a los 17 sistemas sanitarios-. Son los sistemas de salud los que crean las plazas de residentes para que los titulados puedan especializarse para ejercer. Por lo tanto el número de facultades va en paralelo al de Hospitales Universitarios y, en cierta medida, a la calidad de los servicios asistenciales. Quien pueda vender una buena gestión y medidas visibles en este campo, tendrá parte del camino recorrido hacia la captación de voto, así que una vez abierto el melón, las comunidades se dan mucha prisa en no quedarse atrás en esta carrera.

Los empresarios ven un negocio claro en este segmento educativo, así que en las comunidades que han encontrado respaldo, no han dudado en apostar fuerte. En el caso de Madrid, el Gobierno de Esperanza Aguirre tiene en sus planes, entre aprobadas y previstas otras cuatro facultades más (Rey Juan Carlos, la Alfonso X El Sabio, la Francisco de Vitoria y la Europea de Madrid). Tres de ellas son privadas. Los que tienen que poner su dinero encima de la mesa ven claro que no les van a faltar clientes. Ser médico sigue siendo uno de los futuros más deseados por los padres españoles para sus hijos. 

Medicina continúa como uno de los estudios más demandados por quienes entran en la universidad. Si los jóvenes siguen apuntándose a carreras con índices de inserción preocupantes, parece claro que el número de candidatos a engrosar las aulas de Medicina no corre peligro de decaer en los próximos años. Murcia o Valencia tienen también planes de medicinas privadas. El valenciano puede ser un buen ejemplo de los efectos colaterales que puede tener una carrera descontrolada por Medicina. Allí la Universidad Católica ha empezado sus clases sin unos planes de estudios certificados por la ANECA y en una situación irregular. Una facultad fantasma a la que no le faltan alumnos.  

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