Los mayores de Gádor han participado estos días en un taller sobre nutrición en el que aprenden a interpretar las etiquetas de los productos prefabricados que se consumen habitualmente para tener de este modo una alimentación mucho más saludable.
Este taller forma parte del ciclo de talleres sobre Envejecimiento Activo organizados por los Servicios Sociales Comunitarios del Bajo Andarax de la Diputación Provincial de Almería, en colaboración con el Ayuntamiento de Gádor y Junta de Andalucía.
La médico de familia encargada de impartir este curso, María Luisa Gayo, ha señalado que los alimentos prefabricados que consumimos habitualmente suelen incluir publicidad engañosa, por lo que es necesario saber interpretar correctamente el etiquetado nutricional de los mismos para conocer realmente qué es lo que estamos comiendo.
Más vitaminas y menos grasas
“Para tener una alimentación saludable debemos procurar consumir productos naturales. Lamentablemente adquirimos muchos productos prefabricados a la hora de hacer la cesta de la compra, que contienen excesivas grasas y azúcares y pocas vitaminas y minerales. De ahí la importancia de saber leer las etiquetas nutricionales”, señaló la doctora.
Según explica la doctora Gayo, en todo producto prefabricado debe venir reflejadas las calorías por unidad que contiene, así como los aditivos (colorantes, conservantes, antioxidantes, acidulantes), que suelen tener poco valor nutritivo y calóricos y que contiene a veces componente poco saldables, como determinadas grasas (aceite de palma). También señala que es aconsejable comprobar en el etiquetado la fecha de caducidad o de consumo preferente para garantizar el buen estado del producto en cuento a sus características.
Información detallada
Las etiquetas nutricionales indican también las vitaminas y proteínas del producto. La carne, huevos, pescado, lácteos y cereales son los alimentos proteínicos más importantes. En la etiqueta deberá figurar el número de gramos por unidad que pueden consumirse al día.
Respecto a las grasas, aunque indica que son necesarias para nuestro organismo por su aporte energético, considera que deben distinguirse las saludables de las no saludables. En las saludables están las mono insaturadas (aceite de oliva y girasol) y las poli saturadas (aceite de soja). Entre las no saludables estarían las grasas de procedencia animal y el aceite de coco y de palma, que se utiliza mucho en la bollería industrial y que contribuyen a subir el colesterol y se pega en las arterias obstruyéndolas. La comida precocinada, las chucherías y las bolsas de patatas fritas y los helados suelen tener un alto contenido en grasa.
María Luisa Gayo añade que los hidratos de carbono (azúcares, cereales o pastas) aportan menos calorías que grasas, pero sin embrago hay productos como los refrescos, batidos o los zumos de bote que son excesivamente ricos en azúcares por lo que aconseja el zumo natural, que mantiene sus características hasta 24 horas y solo contiene el azúcar natural de la fruta.
La importancia de la fibra
Respecto a la fibra, es conocido que es buena ya que contribuye a mejorar el tránsito intestinal y retrasa la absorción de azúcares. La sal debe tomarse en pequeñas cantidades no excediendo los 6 gramos diarios y procurar que tenga bajo contenido en sodio.
Por último, señala, que en las etiquetas deben aparecer las vitaminas y minerales del producto. “Un apersona normal debe consumir 800 miligramos de calcio al día. Las sardinas, la leche, el queso son ricos en calcio. Con dos vasos de leche diarios se cubren las necesidades de calcio de una persona.
En definitiva “las dietas ricas en fibra y bajas en grasas saturadas, en colesterol (grasas), en azúcares añadidos, en sal y en alcohol son muy beneficiosas para la salud», concluye la doctora Gayo.