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Los arrecifes artificiales de Cabo de Gata dan refugio a 72 especies de alto valor ecológico

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Arrecife instalado frente al faro de Cabo de Gata.

El arrecife artificial instalado por la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio hace veintidós años para proteger el área de reserva integral que existe frente al faro de Cabo de Gata continúa funcionando a pleno rendimiento y cumpliendo con sus dos objetivos: evitando la pesca ilegal y ofreciendo refugio a numerosas especies marinas.

Así lo han constatado los técnicos de Gestión del Medio Marino en sus labores de seguimiento de esta infraestructura y en las inmersiones para la realización de censos de la fauna y flora de esta zona de alto valor ecológico.

Diseñado con un modelo mixto, el arrecife artificial cuenta con bloques antiarrastre, dispersos por el fondo marino, como elemento de vigilancia pasiva frente a la pesca ilegal y con cuatro módulos de concentración para proporcionar cobijo y protección a la fauna marina. La Junta revisa la instalación cada cinco años para comprobar que los bloques y módulos no han sufrido desplazamientos por el uso de artes de pesca ni han quedado enterrados por la arena y retirar redes enganchadas. También se valora el estado del sustrato y de los organismos colonizadores de las estructuras y la presencia de especies amenazadas o exóticas.

Desde 1994, se han observado un total de 72 especies de peces que utilizan el arrecife para asentarse, alimentarse o para refugiarse. Durante el último censo, realizado el pasado año, se detectaron por primera vez en el arrecife artificial seis especies: Plectorhinchus mediterraneus (borriquete), Symphodus cinereus (tordo de arena), Symphodus ocellatus (tordo ocelado), Symphodus roissali (tordo de 5 manchas), Atherina hepsetus (pejerrey) y Spicara smaris (caramel). El cambio más significativo en el poblamiento ha sido el de los grandes bancos que se sitúan sobre los bloques y módulos. Desde su instalación, se ha comprobado una progresiva disminución de especies generalistas como el Pagellus acarne (besugo) o el Serranus cabrilla (serrano) como consecuencia del aumento de depredadores como el Epinephelus marginatus (mero) o el Epinephelus costae (abadejo). Entre los invertebrados, destaca la presencia del Centrostephanus longispinus (puercoespín marino), incluido en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, o el gasterópodo Cymatium parthenopeum, incluido en el Libro Rojo de Invertebrados de Andalucía y en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar establecen que en las aguas interiores de este espacio protegido sólo pueden realizarse actividades pesqueras de carácter artesanal y pesca de recreo en zonas situadas fuera de las seis áreas de reserva marina. La normativa prohíbe en toda la franja marina del Parque Natural la pesca submarina, la pesca con artes de arrastre, de cerco y con enmallados fijos o de deriva que no se ajusten a la legislación pesquera vigente.

El arrife artificial del Parque Natural Cabo de Gata-Níjar fue uno de los tres instalados dentro del Proyecto Life + Posidonia Andalucía, junto con el del LIC de los Bajos de Roquetas de Mar y el situado en el Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo en las provincias de Granada y Málaga.

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