Las universitarias se estresan más en exámenes

Las universitarias se estresan más en exámenes

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ImageQue los exámenes son una prueba de fuego, más allá de la evaluación de los conocimientos sobre una materia concreta no es ningún misterio. En esa época, la mayoría de los estudiantes sufren estrés y ansiedad. Se trata de unos momentos importantes en los que los alumnos están poniendo a prueba su capacidad para adquirir contenidos, aunque también someten a examen su capacidad de aguantar presión, su respuesta ante la ansiedad.Una investigación llevada a cabo por la Universidad Autónoma de Madrid, en el año 2005, aseguró que más de la mitad de los alumnos encuestados manifestaba ansiedad ante los exámenes pero a un nivel que permite tomar medidas de prevención y evitar así un posible aumento. Esta investigación añadió que la ansiedad es una de las manifestaciones más importantes del estrés académico y provoca que muchos estudiantes lo pasen mal cuando tienen que enfrentarse a una evaluación.

Una vez conocidos estos datos, un grupo de investigación dirigido por el profesor de Psicología Evolutiva de la Universidad de Almería (UAL) Joaquín Álvarez quiso ahondar más en el tema. Tras muchos años de experiencia en el campo de la orientación educativa y comprobar cómo los alumnos se transforman cuando llega la época de exámenes, este profesor de la UAL se planteó la incidencia que tiene ese estado de ansiedad sobre los resultados académicos y, sobre todo, la idea era conocer hasta qué punto los temidos nervios se apoderaban de los alumnos y los sumían en situaciones más que desagradables, como el quedarse en blanco, sudores, o, en los casos más extremos, temblor de manos o algún síntoma similar.

Después de haber entrevistado a 1.021 alumnos del campus almeriense sobre su estado de nervios ante diferentes situaciones, como por ejemplo la realización de exámenes, o la exposición de trabajos e intervención en el aula, las conclusión es que la ansiedad interviene de forma negativa en los resultados académicos. Según el estudio dirigido por Joaquín Álvarez sí existe una interferencia de la ansiedad a la hora de realización de un examen, aunque matizó que la incidencia de este estado de nervios en los resultados académicos es poco significativa. Sin embargo, sí que afirmó que hay muchos alumnos que lo pasan mal debido a estas crisis, aunque no lleguen a mermar su rendimiento.En su estudio hay una serie de conclusiones adicionales más que curiosas. Tras los primeros estudios, los investigadores detectaron que la ansiedad se manifiesta de forma cognitiva, con la conocida, pero a la vez temida, situación de quedarse en blanco; fisiológica, con síntomas como la sudoración excesiva; o motora, evidenciada a través de movimientos repetitivos como temblores de piernas o manos. Estas situaciones, además de suponer de forma gratuita un mal trago para los alumnos, pueden intervenir negativamente en su rendimiento ante las diferentes pruebas académicas. 

Bien es verdad, según los datos recogidos en el estudio de la UAL, que la consecuencia más común en un estado de ansiedad son las manifestaciones de tipo cognitivo. La mayoría de los alumnos en los que interviene de forma negativa la ansiedad lo hace creando lagunas mentales, dejándoles en blanco sin saber qué decir ni cómo actuar. Las manifestaciones de carácter fisiológico y motoras se producen en casos muy extremos, en alumnos para los que el estado de nervios ante un examen les supone un verdadero problema, y son mucho menos comunes. 

Comparando sexos, los investigadores concluyeron que las mujeres sufren más ansiedad que los hombres. A raíz de las entrevistas realizadas entre el alumnado, se observó que las mujeres se describen niveles de ansiedad por encima de los hombres, en mayor proporción y de forma más significativa. La explicación a este fenómeno no se incluye en el informe, ya que el trabajo de la UAL se ha dirigido sólo a una descripción de la incidencia de la ansiedad en el alumnado y no en buscar explicaciones a la aparición de esta sensación.  

En función de los estudios que se cursen, la ansiedad interviene de una forma u otra. Los investigadores han descrito mayores ansias en los alumnos que estudian Ciencias Sociales y Jurídicas, Ciencias de la Salud y las Técnicas. Por otro lado, algo más relajados se muestran los estudiantes de Ciencias Experimentales; mientras que los alumnos de Humanidades son los que menos problemas de ansiedad manifiestan de cara a los exámenes. Estas diferencias son significativas sólo en el caso de las manifestaciones de tipo cognitivo, mientras que en las de tipo fisiológico y motor los niveles son prácticamente iguales.  

En cuanto a la incidencia de la ansiedad en función de los grupos de edad, el estudio del equipo almeriense arrojó datos curiosos. Tras plantear la pregunta de “si los alumnos más jóvenes presentan más manifestaciones de ansiedad que los alumnos menos jóvenes”, los expertos afirmaron que, en rasgos generales, no existen diferencias significativas en función de la edad. Sin embargo, los sujetos más jóvenes presentan menos manifestaciones de tipo motórico y los sujetos de 23 a 25 años, e incluso mayores de 26 años, llegan a presentan mayores índices de ansiedad.  

Finalmente, el estudio quiso conocer si la ansiedad ante los exámenes influye en la nota del último año de Secundaria, Bachillerato y Selectividad donde los datos arrojaron que no existe una relación significativa entre ambas variables.En la misma línea del almeriense y con conclusiones similares, estudios llevados a cabo en otros campus españoles han destacado la incidencia de los niveles de la ansiedad entre los alumnos. Un estudio sobre bienestar, salud y calidad de vida efectuado entre los alumnos de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) reveló que la mayoría de los encuestados se sienten agobiados cuando se deben enfrentar a un examen. Dicho estudio también puso de manifiesto que las mujeres se ven mucho más estresadas que los hombres. A raíz de este trabajo de la UPNA se publicó la ‘Guía práctica para sobrevivir a los exámenes’, en la que se asegura que “los exámenes producen tensión, nervios e inquietud, así como sensación de aislamiento y de sentirse bajo presión, es decir, provocan estrés”. Cuando esos niveles de estrés, manifestados mediante la ansiedad son muy elevados pueden provocar síntomas de insomnio, falta de apetito, irritabilidad o nerviosismo. Unas manifestaciones que presentan, según el informe, entre el 15% y el 25% de los alumnos que se ven sometidos a esta presión. 

A pesar de coincidir en muchos aspectos, la investigación llevada a cabo con alumnos navarros evidencia diferencias en los niveles de ansiedad descritos en los distintos grupos de edad. El estudio realizado por la UPNA pone de manifiesto que son los alumnos que se enmarcan en el grupo de edad de 18 a 20 años son los que se sienten más estresados, mientras que cuando alcanzan los 24 años se aprecia una disminución en el agobio a la hora de enfrentarse a las distintas circunstancias académicas.La ansiedad ante los exámenes consiste en una serie de reacciones emocionales negativas que algunos alumnos sienten ante esta situación. Pero este sentimiento no siempre posee consecuencias negativas. El doctor Álvaresz aseguró que cierto nivel de ansiedad, siempre que no suponga un problema, es positivo. Este nerviosismo evidencia cierto sentido de responsabilidad y compromiso con los estudios. Evidentemente, añadió el profesor de la UAL, en esta ocasiones la ansiedad funciona como acicate, de incentivo para que el alumno se esfuerce más. Joaquín Álvarez añadió que un mínimo de ansiedad es inherente a cualquier trabajo, a cualquier tarea en la que la persona implicada se esté jugando algo, como es el caso de los estudiantes en época de exámenes. Cuando los niveles de ansiedad no son muy elevados esta situación lleva a estados de mayor actividad tanto física como mental que proporciona una mayor rapidez en la actuación cognitiva, fisiológica y motórica. 

Sin embargo, cuando la ansiedad se presenta con niveles muy elevados puede interferir seriamente en el adecuado desarrollo de la vida de las personas. Y es que, no sólo repercute negativamente en el rendimiento ante los exámenes sino que puede llegar a desequilibrar la salud -insomnio, dolores de cabeza, náuseas, vómitos, etc- de los alumnos ante este tipo de situaciones.

El trabajo dirigido por Joaquín Álvarez se completa con una guía en forma de programa informático que permite hacer un test y conocer los niveles de ansiedad. Además, en este documento se aportan una serie de recomendaciones para que los alumnos no lo pasen tan mal a la hora de afrontar la época de exámenes, así como cualquier otra situación estresante fuera del campus. 

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