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Las praderas de posidonia mediterráneas, entre el 58% de este ecosistema en peligro

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Las mediterráneas, entre las más amenazadas.

La tasa de pérdida de las praderas submarinas se acelera en todo el planeta, de forma similar e incluso superior a las de otros ecosistemas amenazados, como los arrecifes de coral y los bosques tropicales. Estos son los resultados de la primera evaluación global sobre estos hábitats realizada por un equipo internacional en el que ha participado el oceanógrafo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carlos Duarte. El análisis, que acaba de publicar la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense (PNAS) en su último número, señala que el 58% de estos ecosistemas se encuentra en declive.

Desde 1980 se ha documentado la desaparición de 110 kilómetros cuadrados de praderas por año. En la actualidad, según apuntan los investigadores, se atestigua la destrucción de una pradera submarina del tamaño de un campo de fútbol cada 30 minutos. “El área total de praderas perdidas puede ser incluso diez veces mayor, porque la zona monitorizada en este trabajo no supera el 10% del total”, puntualiza el investigador del CSIC, que ha sido galardonado este mismo mes con el Premio Rey Jaime I por su aportación al conocimiento de la ecología de los sistemas acuáticos.

La tasa de pérdida de las praderas submarinas ha aumentado desde el 1% por año registrado antes de 1940 hasta el 7% anual desde 1990, y en la actualidad supera el www.csic.es/prensa 10%. Para llegar a ésta y otras conclusiones, el equipo ha analizado 215 estudios y compilado datos de 1.800 observaciones desde 1879. Hasta ahora no existía un cálculo fiable y global de la tasa de pérdida de estos ecosistemas ni de su tendencia en el tiempo.

“El cambio climático, como factor de presión, podría dar el golpe de gracia a estos valiosos ecosistemas, muy debilitados ya por otras presiones”, sentencia Duarte. Las causas de la pérdida de estos hábitats son múltiples: el desarrollo costero, con los cambios en los ecosistemas derivados de la sobrepesca; el aumento de vertidos de nitrógeno, fósforo y materia orgánica en estas zonas; las construcciones de puertos, espigones y otras infraestructuras en el litoral; así como la pérdida de oxígeno de las aguas costeras y el calentamiento global.

Para el investigador del CSIC, “con el 45% de la población mundial viviendo en el 5% del territorio adyacente a la costa, la presión sobre las praderas submarinas del litoral que quedan resulta extremadamente intensa”.

Las praderas submarinas, subraya Duarte, son muy sensibles al deterioro de las condiciones ambientales en la zona costera, “actúan como centinelas de la calidad del litoral, por ello la aceleración global de la pérdida de estas praderas no sólo supone la pérdida de un hábitat valioso, sino que alerta de una crisis ambiental global en las zonas costeras del planeta”.

El estudio, en el que participaron científicos estadounidenses y australianos, además del investigador del CSIC, fue financiado por la National Science Foundation de EE UU.

LAS PRADERAS MEDITERRÁNEAS, ENTRE LAS MÁS AMENAZADAS

Las praderas submarinas, compuestas de angiospermas marinas, plantas superiores con flores y frutos, destacan entre los hábitats del planeta por los numerosos beneficios que aportan: protegen la línea de costa y la biodiversidad, secuestran CO2, reciclan nutrientes y contaminantes, producen oxígeno, etc.

En España existen importantes praderas submarinas, como las praderas de posidonia oceánica en el Mediterráneo y los sebadales de Cymodocea nodosa en las Islas Canarias. A pesar de ser hábitats de conservación preferente en la Unión Europea, ambas se encuentran seriamente amenazadas.

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