La UAL huele a tomates ecológicos tradicionales de Almería

La UAL huele a tomates ecológicos tradicionales de Almería

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Cerca de un centenar de personas han degustado los tomates ecológicos y tradicionales de Almería. Se ha tratado de una cata organizada por el grupo de investigación Genética de Hortícolas y en la que los investigadores de la Universidad de Almería han mostrado los logros alcanzados en la selección de las mejores variedades de esta hortaliza.

Además de valorar el sabor, olor, presencia y corte de cada tipo de tomate, los participantes han tenido que averiguar cuál de todas las que han probado es una variedad que sí comercializan en la actualidad algunas casas de semillas.

La actividad ha estado organizada por el Grupo de Investigación Genética de Hortícolas que dirige el profesor Manuel Jamilena y ha contado con la presencia de Javier Lozano, director de la Escuela Superior de Ingeniería, que ha presentado el acto. Este grupo investiga, entre otros asuntos, el control genético y molecular del sexo de las cucurbitáceas, la mejora genética y biotecnológica de la calidad del fruto y la mejora genética en la partenocarpia del calabacín. También realizan investigaciones sobre mejora genética postcosecha en calabacín, sandía y melón.

Desde 2008, y por iniciativa del profesor Jamilena, la UAL cuenta con un banco de semillas tradicionales situado en la Fundación UAL-Anecoop. En la actualidad, este banco de germoplasma cuenta con unas 2.000 variedades distintas, la mayor parte de calabacín, tomate, pepino o habichuela.

En pueblos de la comarca norte y sur de la Alpujarra-Sierra Nevada almeriense, según explicaba Jamilena, se conservan in situ 30 variedades distintas de tomate, 20 de berenjenas, 27 de pimientos, 16 de habichuelas, 5 de melón, 2 de boniato, 18 de habichuelas verdes, 3 de sandías y 14 de pepinos. El problema, como explicaba este profesor a los asistentes a la cata, es que la mayor parte de los que conservan esas variedades son agricultores jubilados muy mayores. “Puesto que como esas variedades no las manejan los agricultores jóvenes, corren el riesgo de desaparecer”, decía. De ahí la importancia de este banco de germoplasma, que intenta caracterizar cada una de esas semillas y conservarlas en frío durante 10 años, periodo de tiempo en el que se puede regenerar la variedad para no perderla.

 

 

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