La Universidad de Almería ha finalizado este viernes su seminario con sede en Dalías ‘Espacios verdes urbanos: hacia una ciudad sostenible’, poniendo el acento en la obligada capacidad de resiliencia de las zonas urbanas y la importancia de actuar con equipos multidisciplinares. El arquitecto municipal de Alicante, Manuel Beltrá, ha sido uno de los participantes en esta última jornada, en la que ha expuesto los detalles de un parque singular de Alicante, que es un claro ejemplo de ‘resiliencia en proyectos urbanos’. Una ponencia que llega un día después de que los estudiantes de este curso de verano visitaran el Jardín Botánico ‘Almunya del Sur’, ubicado en el barrio de Tarambana- El Ejido- . Un auténtico vergel entre invernaderos donde conviven alrededor de 1.400 especies de plantas, de las que 100 son autóctonas.
El ponente de este viernes, 20 de julio, ha explicado que el parque de Alicante ha venido a solucionar serios problemas que se generaban con el agua de lluvia torrencial: “Es público y está acondicionado topográficamente para ser un ‘depositor-retenedor’ de los residentes de agua que no son capaces de conducir los colectores existentes, un parque en el que de una manera muy estudiada se ha generado un vaso de retención temporal de lluvia para liberar una zona próxima residencial que se inundaba con las lluvias torrenciales”. Una vez pasada la situación de saturación de los colectores generales, a través de un nuevo colector el agua que la lleva temporalmente a este parque, se devuelve a los mismos y el parque se vacía nuevamente: “Además de ser un espacio para el ocio ciudadanos, a su vez tiene una función hidráulica muy importante, ha colaborado a hacer esa parte de la ciudad más resiliente, a superar episodios que anteriormente ocasionaban daños materiales importantes”.
Ese concepto está recogido en el el programa ‘ONU Habitat’, que trata de hacer las ciudades más resilientes precisamente, “es decir, hacer ciudades que puedan superar las crisis, las catástrofes, de una manera rápida, y que puedan recuperar su línea de desarrollo una vez superada esa crisis hasta el punto de que en la medida en que tengan programas que contemplen esta cualidad, será un momento adecuado como para pensar que de una crisis se puede salir incluso más fortalecido, que los obstáculos pueden ser oportunidades para dar un salto, incluso mejorar, pero siempre que las ciudades se hayan preparado antes”. Para Beltrá, “un espacio verde urbano, además de ser un espacio para el esparcimiento y el ocio, es sin lugar a dudas también un espacio en el que se debe favorecer e incrementar la biodiversidad en el medio urbano”. Por ello, el fin está claro: “Hemos de tratar de que el medio urbano sea más sostenible tratando de favorecer la diversidad de flora y de fauna, logrando que la ciudad sea colonizada por una diversidad biológica importante”.
El crecimiento “sorprendente y muy veloz” de la población urbana ha hecho que “las ciudades se han convertido en principales consumidores de energía y emisores de elementos contaminantes, y por ello deben repensarse, porque son el principal elemento que incide, entre otras cosas, en el cambio climático”. Este arquitecto ha considerado que “hay una conciencia mundial” y que se ha generado “el paradigma de la sostenibilidad”, pero ha advertido de que “implantar determinadas medidas se encuentra con resistencias importantes”. No obstante, “no hay otro camino”, ha dicho para llamar la atención sobre su propia rama: “La arquitectura debe tratar de incorporar aspectos que probablemente en ocasiones olvida en el ejercicio profesional diario, y es necesario, cada vez más, que los equipos que construyen la ciudad sean equipos multidisciplinares”.
Se ha referido a sumar otras visiones a las del arquitecto o el ingeniero, y ha recordado que “muchas veces la problemática de actuación en las ciudades no está en las áreas de nuevo crecimiento, sino en cómo actuar en la ciudad consolidada, es decir, cómo actuar en una ciudad en la que la edificación densa ocupa la mayor parte de la superficie y en la que hay escasez de zonas verdes desde su origen”. Incluso en ese contexto “es posible intervenir para hacerlas más amables, con introducción de arbolado urbano u otros elementos vegetales como elementos a tener en cuenta en los proyectos de remodelación o reordenación, ganar espacio para el peatón, un alumbrado más eficiente, habilitar espacios para medios de transporte no motorizados…”. Ha sido el lugar idóneo para el debate y la puesta en común sobre “actuaciones más integradoras” un curso de verano muy provechoso en el que se ha planteado “proyectar imitando a la naturaleza o apoyándose en ella”, con la suma de profesionales y de futuros profesionales.