El Museo Doña Pakyta se viste de navidad con arte indaliano. La Sagrada Familia que pintó Jesús de Perceval es la obra invitada de este mes en el museo capitalino.
‘La Sagrada Familia’ es una obra colorista y luminosa de claras influencias mediterráneas, hermanada con las propuestas plásticas de Zabaleta y Vázquez Díaz, aunque en esta Sagrada Familia recurrió Perceval a la iconografía tradicional, representando al Niño Jesús rodeado de su familia terrenal –la Virgen María y San José–, en la misma hizo gala el artista almeriense de la modernidad que caracterizó su producción. Una apuesta personal que le llevó a convertir la acostumbrada representación religiosa en una escena doméstica en la que el símbolo adquiere notable importancia.
Composición equilibrada, de dibujo definido y ricos matices cromáticos, a la izquierda, María cubre su pelo con el típico pañuelo mojaquero que cae sobre su hombro desnudo; a la derecha se sitúa San José, con sombrero de paja, camisa blanca y faja roja, cual campesino andaluz. En el centro de la escena, sobre una modesta mesa rodeada de sillas de enea y centrando todo el interés de la obra, el Niño Jesús se alza posando su pie sobre una hogaza de pan, símbolo de la Eucaristía.
Al fondo del paisaje poblado de verdes olivos, en la cima de la montaña azul que aparece sobre la cabeza nimbada del Divino Infante, tres cruces recuerdan alegóricamente el destino final de éste y conceden a la obra un profundo sabor popular, como recuerdo de los “calvarios” que, fruto de la religiosidad popular andaluza, poblaron nuestra geografía rural.
Realizada en 1956, esta Sagrada Familia presenta especiales vínculos —visuales, formales y temáticos— con las siete escenas que configuran el retablo de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Roquetas de Mar; una obra finalizada por Perceval en 1957.