La Rambla de Tabernas escenario natural de una tierra de cine

La Rambla de Tabernas escenario natural de una tierra de cine

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El Desierto de Tabernas es un espacio protegido por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía llamado ‘Paraje Natural Desierto de Tabernas’ y que es considerado la única zona desértica propiamente dicha de todo el continente europeo. También es Zona de Especial Protección para las Aves [ZEPA (1989)], y se encuentra propuesto como Lugar de Interés Comunitario (LIC). Se trata de un entorno incomparable por el que se pueden realizar diversas rutas de senderismo, de dificultad baja, por lo que son accesibles a la mayoría de los aficionados a este deporte, e incluso para aquellos que quieran iniciarse en él.

El paisaje de Tabernas se caracteriza principalmente por la presencia de cárcavas, ramblas y barrancos, que son consecuencia de materiales margosos muy erosionables y de la escasa vegetación, factores que aumentan dichos procesos erosivos. 

El municipio está recorrido por numerosas ramblas, tales como Oscayar, Tabernas, los Molinos, Lanújar, Arroyo de Verdelecho, etc. Lugares donde los tonos verdosos de una exuberante vegetación, en ocasiones con especies de elevado porte, como las palmeras o los tarays, contrastan con las zonas montañosas de tonos más ocres, cuya vegetación es menos vistosa y de menor porte. 

El paisaje de las Ramblas es acarcavado, y bajo él se esconde un museo natural a escala real, vivo, y único en el contexto europeo por su interés para el estudio de los procesos y formas erosivas. Es posible observar, por ejemplo, todo un muestrario natural de formas: microcráteres provocados por el impacto de gotas de lluvia; chimeneas de hadas (pequeños pedestales culminados por una pequeña partícula más resistente a la erosión laminar); surcos o regueros (consistentes en pequeñas incisiones que marcan el inicio del encajamiento de la corriente en las laderas) y carcavas profundas de paredes verticales. En cuanto a la flora y vegetación, se pueden ver un elevado número de endemismos exclusivos del área y especies raras a nivel mundial, que sólo aparecen en él y en otros puntos de idéntica caracterización. 

En la rambla de Tabernas, bajando por una pequeña rambla que viene desde el Parque Temático Minihollywood, se puede acceder hasta la zona denominada “el oasis”, donde se rodó Laurence de Arabia, para continuar el recorrido pasando bajo el puente de los Callejones, hasta llegar cerca del decorado cinematográfico Western-Leone. Un recorrido a través de los escenarios naturales que convirtieron Almería en una tierra de cine.

En esta misma rambla de Tabernas, a lo largo de su cauce nos encontramos con vegetación de tipo húmedo, con cañaverales y carrizales, así como tarayales, que crecen en torno a afloramientos de agua salobre. En un paredón, casi vertical, las aves encuentran protección para nidificar en estas paredes inaccesibles. En este biotopo rupícola las aves se estratifican en función de la cobertura del cortado. Se pueden avistar abejarucos, halcones, cernícalos, cogujadas…

El Paraje Natural del Desierto de Tabernas es un paisaje con estilo propio. Posee una belleza que no sólo se observa, sobre todo se siente. La apreciación estética que de manera creciente se va haciendo de los singulares, a la vez que espectaculares paisajes de las zonas áridas puede y debe configurarse como factor de desarrollo y atracción. Este Paraje Natural se enmarca geográficamente en el sector central de la provincia de Almería, entre los relieves serranos de Gádor y Sierra Nevada al Oeste, los Filabres al Norte y Alhamilla al Sur. Es una superficie modelada por la acción erosiva, continua y milenaria del viento y las aguas de escorrentía, ligadas a las escasas pero torrenciales lluvias, haciendo del mismo un verdadero laboratorio natural. 

La dureza de las condiciones ecológicas que aquí imperan ha condicionado la aparición de múltiples adaptaciones en los seres vivos que lo habitan, determinando la existencia de un elevado número de elementos endémicos. Su estética incomparable invita a la parada. Hay que dejarse calar por ese mar de ondulaciones, relieves en cuesta y cárcavas o seguir el zigzagueante discurrir de sus ramblas que lo surcan, conformando verdaderos “oasis” de vida verde en el árido entorno. 

 

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