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La plataforma en defensa del Canal de San Indalecio subraya las importantes contradicciones en torno al Acueducto de Las Cumbres de Huércal de Almería

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El colectivo destaca que Ayuntamiento, Junta y empresa son conscientes de sus valores patrimoniales e históricos pero ninguna hará nada por salvar la construcción original. La Plataforma espera conocer cuanto antes el proyecto que trasladará una parte, reservándose la posibilidad de emprender acciones legales si existiera base para ello.

Dice el refrán popular que “entre todos lo mataron y él solo se murió”. Y bien se le podría aplicar a lo que ha ocurrido y, presumiblemente, va a terminar con el legado histórico y patrimonial de la cultura del agua que representa el Acueducto de Las Cumbres de Huércal de Almería. Un futuro que augura su destrucción en su ubicación actual. Así lo ha denunciado hoy la Plataforma en defensa del Canal de San Indalecio y la Cultura del Agua, constituida por Amigos de la Alcazaba, Vecinos Huércal de Almería, Ecologistas en Acción, Asociación de Vecinos la Palmera, Grupo Ecologista Mediterráneo y Acuíferos Vivos.

Como portavoz de la Plataforma, la presidenta de Amigos de la Alcazaba, María Teresa Pérez, ha narrado hoy cómo el acueducto de las Cumbres quedó sin protección legal “con todas las de la ley. Y pensamos que esta situación es lamentable, y un ejemplo muy significativo de lo que ocurre con buena parte del patrimonio almeriense: en Almería se destruye el patrimonio “Con todas las de la Ley”, y con la inestimable colaboración de todas las partes implicadas”.

Pérez ha detallado que “fue un grupo de vecinos de Huércal quien se puso en contacto con nosotros para denunciar que acueducto iba a ser destruido. Inmediatamente acudimos a Cultura para recabar información directa, quien nos informó que lamentablemente el acueducto estaba desprotegido legalmente, pese a los indudables valores patrimoniales que posee”.

Tras un largo proceso de investigación e incoación de un expediente la Junta de Andalucía resolvió proteger en 2015 (Orden de 29 de mayo) e inscribir en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, de manera colectiva 46 elementos relacionados con la Cultura del Agua de los municipios de Santa Fe, Gádor, Benahadux, Huércal y Almería. Entre ellos el Acueducto de las Cumbres. Sin embargo, 5 meses después, en BOJA de 14 de octubre una “corrección de errores” eliminaba este acueducto de la inscripción, quedando desprotegido.

Ante esto, el Ayuntamiento de Huércal de Almería atribuye la desprotección municipal a corporaciones pasadas, cuando aprobaron el Plan Parcial en 2008 que no recogió la protección del acueducto, pese a que, en palabras de su alcalde, Ismael Torres, “es uno de los elementos emblemáticos del municipio”.

Sin embargo, explican desde la Plataforma, sí anunció su deseo de que “al menos se reconstruyera una parte, “un arco o quizás más”, nos dijo, en un lugar aún sin determinar. Por nuestra parte solicitamos que se concretase ese proyecto y se nos informara del mismo. El alcalde sugirió una nueva reunión, para que se sumara la empresa constructora que “generosamente” asumiría la realización y coste de la obra.

Unos días después, antes de esta segunda reunión, el ayuntamiento proclamó ante todos los medios de comunicación que salvaría una parte del acueducto, del que glosaba sus valores como “ejemplo de la arquitectura del agua de la zona””.

La Plataforma ha explicado que en esta segunda reunión la empresa Alvores desveló que la Junta de Andalucía había atendido a sus alegaciones para que el acueducto no fuera incluido en el expediente de la Cultura del Agua. “Y efectivamente en la documentación que nos remitió puede comprobarse que su alegación era por “la naturaleza urbana de las parcelas afectadas y el proceso de urbanización al que están sometidas” y que dicha alegación fue atendida por Cultura.

La Delegación de Almería de entonces no sólo admitió estas razones sino que además añadió otra: no se protegía el acueducto porque además “existen elementos de características similares en el expediente”.

Hay que señalar que el terreno urbanizable dispone de casi 5.000 metros cuadrados libres, en los que podría haberse integrado el acueducto y así responder a la responsabilidad social que debiera tener una empresa con el patrimonio de su propia tierra, lamentan.

María Teresa Pérez ha afirmado que “en esta segunda reunión volvimos a reiterar nuestro deseo de conocer el anunciado proyecto, cuando se realizara, pero deseamos hacer constar que el diálogo se ha interrumpido, y tanto la empresa como el Ayuntamiento no han respondido a nuestros escritos ni a nuestras llamadas. En cualquier caso, esperamos y deseamos que el compromiso siga adelante para que al menos se conserve la memoria del acueducto”.

Una pérdida irreparable

El Canal de San Indalecio creado para regar la vega de Almería a finales del siglo XIX es la columna vertebral de todo este patrimonio hidráulico, que a lo largo de 19 kilómetros desde su captación de aguas recorre los municipios de Santa Fe de Mondújar, Gádor, Benahadux, Huércal de Almería y Almería.

Se trata de un patrimonio que – como señala la Orden 29/05/2015 antes referida – “reúne valores históricos, arquitectónicos, etnográficos, sociológicos y económicos que justifican su protección, presentando tipologías diversas que muestran diferentes modos de implantación en el medio y están relacionadas con actividades económicas, prácticas arquitectónicas, relaciones sociales y territoriales, vinculación con el entorno, aprovechamientos agroganaderos, etc.

Estas construcciones son fundamentales para entender el abastecimiento hidráulico de la ciudad de Almería y su vega, siendo fabricadas para la captación, el almacenamiento y el reparto de agua en las huertas que rodeaban el núcleo urbano. Actualmente, se conserva una gran diversidad de inmuebles entre los que destacan: partidores, balsas, acequias, acueductos, pozos, caracoles, lumbreras, puentes, boqueras, molinos, etc., todos ellos relacionados con el almacenamiento y conducción del agua en una comarca semiárida”.

Desde la Plataforma concluyen que “esta situación es lamentable. Pensamos que la protección de los bienes patrimoniales ligados a la cultura del agua debía ser vital para Almería, porque vivimos en un medio semiárido y en grave peligro de desertificación; porque estos bienes: acueductos, balsas, acequias, partidores, fuentes… son testigos de una época en la que la Almería de las dos vegas y el valle del Río fue más verde y más fértil que nunca a lo largo de su historia”.

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