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La Junta trasladará los Bolaños del Cerro de San Cristóbal al interior de la Alcazaba

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Uno de los 15 bolaños localizados.
Uno de los 15 bolaños localizados.

La Junta de Andalucía va a trasladar en próximas fechas al interior de la Alcazaba los Bolaños que se encuentran localizados en la actualidad en el Cerro de San Cristóbal. Técnicos de la Delegación territorial de Cultura, Turismo y Deporte, en su labor de protección y defensa del patrimonio, vienen realizando labores de seguimiento a los distintos Bolaños que se encuentran en la ladera sur del Cerro de San Cristóbal, piezas de una primitiva artillería que fueron utilizadas a principios del siglo XIV como proyectiles durante el asedio que sufrió la fortaleza.

En total han sido localizadas 15 esferas, de las cuales 4 están completas o casi completas, mientras que el resto son fragmentos de gran tamaño. Los técnicos de la Junta han propuesto que dichos Bolaños sean trasladados al interior del Conjunto Monumental de La Alcazaba, para su mejor conservación y custodia.

Según explica el delegado territorial, Alfredo Valdivia, “esta actuación expresa el compromiso de la Junta por el cuidado y mantenimiento no sólo del conjunto monumental, sino de todos los elementos que forman parte de nuestro patrimonio, como en este caso los Bolaños”.

Para ello se ha contado con la colaboración de la Unidad adscrita a la Policía Autonómica y la empresa Rehabitec, empresa dedicada a la restauración, rehabilitación y conservación del patrimonio, tanto mueble como inmueble, que cuenta con profesionales multidisciplinares, garantizando las intervenciones que realizan. En la actualidad esta empresa lleva a cabo los trabajos de consolidación de parte de la muralla norte de la Alcazaba.

Reseña histórica

El bolaño era un proyectil esférico de piedra, toscamente labrada que lanzaban las primitivas piezas de artillería: las bombardas, las bombardetas y los pedreros.

Generalmente se hacían de piedra calcárea, en Castilla era estimada la de Tordesillas. También se hacían de piedra berroqueña, pero lo usual era emplear el material que proporcionaban las canteras próximas a la plaza fuerte sitiada. Solían labrarse a pico y después se clasificaban con un molde de hierro o calibrador.

A medida que fue creciendo el diámetro de las bombardas, el peso de los bolaños que disparaban aumentó. El calibre de los pedreros no alcanzó las dimensiones del de las bombardas, y el de las bombardetas fue mucho menor, por lo que el peso de sus bolaños era también menor. Su peso oscilaba entre 5 y 150 Kg.

Los Bolaños de la Alcazaba de Almería

Durante seis meses, Jaime II sometió a un duro asedio a la ciudad, en 1309. Este hecho histórico se conoce en detalle gracias a autores árabes posteriores que recogen la narración de los hechos, como Ibn Jatima, testigo de los sucesos. Las tropas llegaron en agosto embarcadas en 300 navíos pequeños y grandes, de guerra y comerciales. A modo de prevención, el gobernador de Almería, Ibn Madyan, ordenó construir aquellas construcciones demasiado próximas a las murallas y tapiar las puertas de la ciudad. Los asediadores construyeron once catapultas para lanzar grandes bolaños (bolas de piedra de unos 300 kilos) contra la ciudad y su Alcazaba. Como el asedio se prolongaba, los aragoneses se vieron obligados a demandar mayor cantidad de provisiones mientras que los recursos financieros empezaban a escasear. Tras una tregua, el ejército atacante se retiró, a finales de enero de 1310, no sin antes saquear los campos de Dalías, Tabernas y Níjar.

La exposición permanente del museo muestra un bolaño procedente de la Alcazaba, donde se conservan gran número de ellos.

La pieza procede, al parecer, del largo asedio citado anteriormente, durante el cual la Alcazaba fue objeto de numerosos ataques de la artillería pesada, que lanzaba bolaños desde las catapultas situadas en el vecino cerro de San Cristóbal.

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