La Isleta del Moro rinde homenaje al vecino de más edad

La Isleta del Moro rinde homenaje al vecino de más edad

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Debido a la situación epidemiológica actual la Isleta del Moro ha limitado los distintos actos culturales en honor a San Agustín, exclusivamente al tradicional homenaje en reconocimiento a la persona de mayor edad del núcleo urbano, que este año ha sido para Don Francisco Alférez Hernández, nacido en 1928.

La alcaldesa de Níjar, Esperanza Pérez, que acudió al evento acompañada por la concejala de Cultura, Yolanda Lozano, ha destacado “la importancia de nuestro patrimonio como fuente indispensable del valor de nuestra tierra” y ha querido agradecer la implicación de los vecinos “por seguir preservando las raíces, la historia y las costumbres de este núcleo costero”.

Este acto cultural coordinado y dirigido por Nani Cambil, profesora del departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad de Granada, en colaboración con Antonio Hernández, pretende mantener viva la historia de La Isleta, así como de la celebración de las fiestas de San Agustín que se realizaban en la década de los 40 y que posteriormente se fueron perdiendo y se han conseguido recuperar en los últimos años. A través de la memoria colectiva han podido ver la luz un vídeo y un libro en el que los propios vecinos son los protagonistas y fieles narradores de la historia de este núcleo urbano.

Francisco Alférez Hernández, nació el 10 de agosto de 1928, habiendo cumplido hace pocos días los 93 años de edad. Su padre era una persona muy conocida y querida por su personalidad afable y simpática y aún hoy se recuerdan anécdotas sobre el y sobre su manera de ser. Es el mayor de diez hermanos y pertenece a una de las familias fundadoras de la Isleta del Moro y con mayor tradición. Casado con Ángeles Fresneda, la de la casa de la Palmera, tiene dos hijas y un hijo. En su juventud trabajó en la mar, así como en las minas de Rodalquilar y en las canteras de adoquines.

Con el cierre de la mina, se vio obligado a emigrar a Alemania y a su regreso se dedicaría al transporte de pescado a Almería. Se cuenta como anécdota que en los años setenta, los días 25 de diciembre se llevaba a los jóvenes de la Isleta hasta Almería para que visitarán la capital y éstos aprovechaban para bailar y dar una vuelta mientras él les esperaba durmiendo en la furgoneta. Hace unos tres años le amputaron una pierna, pero se encuentra muy cuidado por su familia. Francisco, representa sin duda uno de los mayores testimonios vivos de la historia de la Isleta del Moro.

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