La expulsión de los moriscos fue negativa

La expulsión de los moriscos fue negativa

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ImageLa catedrática de Historia Moderna de la Universidad Complutense de Madrid, María Victoria López-Cordón, ha ofrecido una interesante conferencia sobre “La monarquía hispánica en tiempos de Felipe III: el problema morisco”, en la que ha destacado que su expulsión trajo “consecuencias negativas económicas y demográficas al estado”.

Según López – Cordón, la expulsión afectó económicamente “porque era una mano de obra importante, en Valencia era el 25% de la población. Demográficamente, años más tarde se reflexiona sobre los resultados negativos que había conllevado esta acción. Eran un país con problemas demográficos y se expulsó a un núcleo importante. 

Además desde el punto de vista económico tuvo resultados muy negativos, sobre todo porque algunos moriscos eran prestamistas que habían establecido acuerdos con la nobleza”. Asimismo señala que algunas zonas incluso “tuvieron que ser repobladas, como pasó en Valencia donde se tuvo que bajar a gente del norte sobre todo para que fuese repoblada”.

Experta en la monarquía de Felipe III, este monarca fue el autor de la última expulsión de los moriscos, en el año 1609. “Puso en marcha el aparato político de la expulsión. Era un debate que llevaba gestándose muchos años. Sólo se conocen un conjunto de motivos de por qué se toma esa decisión en ese momento”. Por un lado, por razones de política exterior, “por los países con los que estaban en guerra, y por otro, por motivos internos, de carácter procesional o de propaganda. Ninguno por si mismo es una explicación, pero el conjunto puede dar una idea de por qué ocurrió eso en ese momento”.

Otro factor decisivo fueron los problemas de convivencia. Había problemas sobre todo en las comunidades de los pueblos. En la corte no había problemas porque no había moriscos. También había moriscos que se llevaban perfectamente con sus vecinos. Se había intentado de alguna manera convertir a los moriscos y ese proceso había fracasado. Era una minoría no asimilada por la población de aquel momento. Un disidente religioso era un peligro en cualquier sitio en aquella época”.

La justificación fue que “era una minoría no asimilada que se mantenía en el Islam, además de constituir un peligro exterior porque al no ser una minoría fiable políticamente, estaban en relación con el Imperio Turco, con la regencia del norte de África, entre otras zonas, por lo que se alegan problemas de seguridad. No sólo que no son cristianos, sino porque pueden estar en tratos con el enemigo”.

En España se barajan cifras de que en aquella época había alrededor de 350.000 moriscos, sobre una población que rondaba los siete millones de habitantes. “Salen entorno a 300.000, y una parte se queda como protegidos, asimilados, protegidos, también por situaciones dispares como por estar casados y tener hijos con cristianas”.

Esta historiadora ha subrayado que la expulsión “fue organizada”. A pesar de “ser una medida atroz, y de los escasos recursos de la época. Las comunidades establecían como debían salir, se les transportaba a unos lugares de embarque, y se hizo rápido para un estado del momento que contaba con unos medios muy limitados. Se les obligó a que vendieran sus bienes”. Los expulsados se dirigieron sobre todo al norte de África, al sur de Italia, y también a Francia.

Esta conferencia se enmarca en la programación del curso de verano de la Universidad de Almería “La música en tiempos de los moriscos. Las expulsiones de una minoría” y el VIII Festival de música renacentista y barroca, que se desarrolla estos días en Vélez Blanco.

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