El CSIC suelta 240 alevines de tortuga boba en Cabo de Gata

El CSIC suelta 240 alevines de tortuga boba en Cabo de Gata

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{mosimage}Un total de 240 alevines de tortuga boba (Caretta caretta) han regresado este verano a las playas del parque natural Cabo de Gata-Níjar (Almería) donde, hace un año, eclosionaron sus huevos en el marco de la nueva fase del proyecto emprendido por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Junta de Andalucía para estudiar la viabilidad de reintroducir esta especie en el litoral español, en el que ha anidado de forma tradicional pese a estar ahora "severamente amenazada".Las sueltas, escalonadas, se han realizado con ejemplares procedentes de 400 huevos que en septiembre de 2008 fueron trasladados de Cabo Verde para ser enterrados, posteriormente, en nidos excavados en los arenales de Cabo de Gata y rescatados recién nacidos para, de este modo, "evitar que se introdujeran en el mar, donde su fragilidad no garantizaba la supervivencia", según ha explicado el director de la investigación, Adolfo Marco.

Los 240 alevines de tortuga boba que tienen ahora un año de vida han alcanzado un tamaño óptimo frente a los apenas 20 gramos que pesaban al eclosionar, lo que se suma –subrayó– al "alto grado de osificación en su caparazón" que les prepara para el retorno al mar del que deberán regresar "dentro de 14 ó 15 años a las mismas playas almerienses donde nacieron para depositar sus huevos".

El proyecto de conservación, que cumple tres años, se ha reforzado en paralelo con el traslado de 500 huevos desde la isla de Boavista, en Cabo Verde, de los que 350 serán, de nuevo, enterrados en cinco nidos ubicados en playas de Cabo de Gata y el resto se incubará de forma controlada en las instalaciones experimentales de la Estación Biológica de Doñana. Tras un periodo que oscila entre los 50 y los 65 días, nacerán los nuevos ejemplares de tortuga boba que, al igual que las dos anteriores generaciones, serán liberadas el próximo año al tiempo que, en sus primeros meses de vida, técnicos de la Junta de Andalucía se encargan de monitorizar su desarrollo.

Marco, quien apuntó a que el objetivo del proyecto es ampliar el área de anidación "de forma significativa y a playas con buenas condiciones de incubación, resaltó que, en la actualidad, un enclave de apenas 50 kilómetros en el litoral de la Isla de Boavista constituye el "único lugar" donde anida y se reproduce esta especie sometida –ahondó– "a la caza sistemática de hembras y la alta mortalidad en los nidos por fallos en la incubación o depredación".

El investigador del CSIC auguró que el balance del proyecto resulta prometedor a la espera de las estimaciones que calculan que las tortugas bobas tardarán entre 15 y 20 años en volver al litoral almeriense. Marco señaló, no obstante, que el calentamiento global también amenaza la anidación de tortugas marinas de la especie Caretta caretta, ya que la elevación del nivel del mar puede reducir de forma "sustancial" las playas de anidación disponibles si bien "ya puede apreciarse otra consecuencia negativa ya que se han reducido los machos debido a que precisan temperaturas más frías de incubación".

"En este contexto –explicó– las playas andaluzas representan una buena opción para que aumente el nivel de ejemplares macho dada su variedad climatológica", motivo que llevó a los responsables del proyecto a elegir los arenales de Cabo de Gata frente a otras 100 localizaciones que barajaban los investigadores. Incidió, en esta línea, en que las tortugas marinas siguen siendo animales "muy misteriosos", con un estudio "complejo" al pasar la mayor parte de su vida en el océano por lo que otro de los objetivos es "revelar múltiples incógnitas sobre su biología y comportamiento. Todos los ejemplares incluidos en las sueltas portan un chip subcutáneo que permitirá su identificación cuando regresen.

Por otro lado, algunas de ellas llevan un dispositivo de seguimiento mediante ultrasonido que permite monitorizar su evolución en sus primeros momentos en el océano y que ya ha confirmado que "que las tortugas bobas alcanzan mar abierto con mucha rapidez". El CSIC ha emprendido un nuevo estudio encaminado a conocer cuál es el comportamiento de estos animales ante especies depredadoras presentes en el Mediterráneo. Para ello, han introducido varios ejemplares en el acuario de Almuñécar (Granada), que reproduce los ecosistemas marinos del Mediterráneo y es el mayor de Andalucía.

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