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Dos empresas renuncian a su explotación en pro de la conservación del karst de Sorbas

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sorbas-full.jpgEl paraje natural Karst en Yesos de Sorbas mejorará considerablemente sus valores ambientales y geológicos tras la renuncia a sus derechos de explotación minera que han llevado a cabo las empresas Saint-Gobain Placo Ibérica S.A. y Explotaciones Río de Aguas. En el acta de renuncia se especifíca que estas empresas no realizarán ninguna reclamación patrimonial o económica a la Junta de Andalucía por la limitación de sus derechos de explotación en el paraje natural, lo que para el delegado de Medio Ambiente, Clemente García, supone una apuesta por el desarrollo sostenible.

El Karst en Yesos de Sorbas alberga más de 1.000 cavidades, en su mayor parte interconectadas y un espectacular y diverso universo de formaciones cristalinas: estalactitas, estalagmitas, columnas y corales. Su enorme valor didáctico y científico y su gran interés espeleológico lo han convertido en uno de los Karst más importantes del mundo.

La historia geológica del Karst se remonta seis millones de años atrás. Entonces el Mar Mediterráneo invadía la cuenca de Sorbas. En un periodo posterior, este mar se hace cada vez menos profundo, pues se ve sometido a un fuerte proceso de evaporación que determina la precipitación de un paquete de yeso de más de 100 metros de espesor.  

Cuando el mar se retiró definitivamente, los yesos y demás sedimentos quedaron en superficie, expuestos a la lenta, pero implacable acción del agua de lluvia, capaz de disolver, lentamente, la roca de yeso generando abundantes depresiones cerradas en superficie. En ellas aparecen las “ventanas” del karst, las dolinas y simas, que conectan la árida superficie con la compleja red de galerías subterráneas.

El agua, que penetra por estas ventanas, continúa su acción erosiva, definiendo el sistema subterráneo más grande de España y el segundo del mundo explorado en yeso: el sistema de la Cueva del Agua, con casi 8.500 metros de recorrido. El Karst funciona recoge y almacena todo el agua de lluvia que más tarde sale al exterior a través de los manantiales. El más caudaloso es el de los Molinos, que nace en el cañón del río Aguas.

La presencia constante de agua en este entorno árido produce un efecto oasis que genera un humedal de gran importancia ecológica. Adelfas, carriceras, juncos y álamos blancos crean bosquetes en galería que sirven de refugio a una nutrida colonia de aves acuáticas.

En la árida estepa superficial del karst las comunidades vegetales han debido adaptarse a duras condiciones ambientales y han desarrollado ingeniosas estrategias para buscar y retener agua. Sobre el yeso viven plantas exclusivas y endémicas de este Paraje como el narciso de Sorbas, la matamarilla o la espuelilla de Sorbas, junto a una de las especies más emblemáticas del sureste peninsular: la tortuga mora. Además, los cantiles rocosos y taludes muy característicos de este territorio se convierten en el hábitat idóneo para el búho real y el águila-azor perdicera.  

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