Calar Alto es el lugar más al sur para ver nubes noctilucentes

Calar Alto es el lugar más al sur para ver nubes noctilucentes

Compartir

Las nubes noctilucentes son formaciones de hielo de agua que aparecen en la parte más alta de la atmósfera, con altitudes en torno a los 85 km. Trazan las condiciones que imperan a esa altitud y constituyen la única fuente de información sobre esas capas de la atmósfera, porque esta zona resulta demasiado elevada para alcanzarla con globos, pero es demasiado baja para que los satélites artificiales puedan colocarse allí en órbitas estables. En lugares de observación en los que imperan condiciones atmosféricas excelentes, como en Calar Alto, tras la puesta de Sol o antes de su salida el cielo muestra un tono azul cobalto contra el cual las nubes noctilucentes aparecen como retazos azulados con tonos blanquecinos. El hecho de que estas formaciones nubosas se muestren más claras que el fondo no implica que emitan luz propia. Se ven brillantes porque se encuentran muy altas, tanto que la luz directa del Sol las alcanza bastante tiempo después de que al nivel del mar se haya producido ya la puesta de Sol, o antes de la salida.

Las observaciones de este tipo de nubes se han prolongado ya durante más de 125 años. Suelen aparecer en las cercanías de las regiones polares, más allá de latitudes ±50°. Sin embargo, las condiciones solares de iluminación en las latitudes polares más extremas impiden su observación. Su carácter polar explica que las nubes noctilucentes, cuando se observan desde el espacio, reciban la denominación de nubes mesosféricas polares. De hecho, la NASA cuenta con un satélite dedicado tan solo a esta finalidad: AIM. Este fenómeno presenta un carácter estacional muy marcado, con una tendencia fuerte a incrementarse en el verano y con una frecuencia máxima alrededor de diez días tras el solsticio.

Tras cinco años de observaciones desde el Observatorio de Calar Alto, el equipo alemán dirigido desde el Instituto Leibniz de Física de la Atmósfera (IAP) ha logrado localizar nubes noctilucentes en las tardes de los pasados días 14 y 18 de junio de 2012. Los cálculos indican que las nubes estaban ubicadas sobre o ligeramente al sur de los Pirineos, la cordillera montañosa que separa Francia de España.

La observación de nubes noctilucentes desde estas latitudes medias, incluso antes del principio del verano, implica que en la mesosfera se están desarrollando condiciones extremas (de temperatura, contenido en vapor de agua y viento). La formación y evolución de nubes noctilucentes en la frontera entre la atmósfera y el espacio se ven influidas tanto por las condiciones atmosféricas como por el estado del entorno cósmico de la Tierra, principalmente la actividad solar, lo que explica que estas nubes presenten una modulación periódica vinculada a los ciclos de actividad solar de 11 años.

En palabras del investigador del IAP, Dr. Gerd Baumgarten, «No disponemos de explicaciones ni de predicciones basadas en modelos que esclarezcan por qué las nubes pueden desplazarse, en ocasiones, tan al sur como España, pero creemos que se debe a temperaturas extremadamente frías, vientos orientados al sur muy intensos o incrementos en el contenido de vapor de agua. Por tanto cabe afirmar que las nubes sobre España ponen de manifiesto acontecimientos meteorológicos extremos en la atmósfera media». De hecho, algunos estudios relacionan el comportamiento de las nubes noctilucentes con el cambio climático.

El experimento de observación remota con cámaras digitales desde Calar Alto ha estado funcionando cinco años, pero este equipo de investigación cuenta con una experiencia mucho más dilatada en estudios de la mesosfera. «Dedicamos varios instrumentos de tipo lidar a la observación de las nubes, para medir su temperatura y contenido de agua, pero además utilizamos las cámaras para obtener una perspectiva más amplia», afirma Baumgarten.

Esta observación establece una nueva plusmarca para la latitud más pequeña desde la que se han observado nubes noctilucentes. Este hecho, unido a otros rasgos desconcertantes, supone un desafío para la ciencia de la mesosfera.

No hay comentarios

Deja un comentario