‘Asier eta biok’, una realidad difícil de contar

‘Asier eta biok’, una realidad difícil de contar

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‘Asier eta Biok’ (Asier y yo), dirigida por Aitor Merino y su hermana Amaia Merino, es un documental nacido de la incomprensión que producer ver cómo un amigo de toda la vida se integra en ETA y es capaza de cometer asesinatos. Este relato le ha servido a su director a acercarse a una realidad difícil de entender y ha sido una manera de acercarse al proceso de paz en el País Vasco, que ha sido analizado hoy en una mesa redonda en la Universidad de Almería (UAL).

“He sentido que las vivencias que he tenido como vasco no se corresponden con el relato que se da a través de los medios de comunicación”, he explicado Aitor Merino en una entrevista concedida a este medio, para explicar los motivos por los que se decidió a rodar una historia en la que, además de director, es coprotagonista.

“Mi amigo Asier, que da nombre al título, se integró en ETA en 2002 y a partir de ese momento las preguntas de mis amigos de Madrid se hicieron más complicadas”, “¿cómo hacerles entender que pudo llevar a mi amigo Asier a tomar una decisión que a mí mismo me costaba asimilar?” De esta manera pensó que la mejor forma de reflejar lo que estaba ocurriendo era llevar a cabo la creación de una película con fin de documental que explicara los sucesos.

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La película es tremendamente subjetiva, habla más de las vivencias, no es una película que trate de convencer sobre si la opción que ha tomado Asier es buena o mala. A la hora de dirigirla, los hermanos Merino han tenido numerosas dudas, y esas dudas están reflejadas en el guión, “las trasladamos al espectador de manera que sea él mismo el que las responda”. Como ha dicho él mismo, “no hay un discurso que trate de convencer al otro de que nuestra posición es más válida que ninguna, se trata de que el espectador se plantee cosas”.

Otro de los motivos que da es que no cree en los extremos, “hay matices y en esos matices está precisamente lo que posibilita que personas de distintas ideas puedan llegar a entenderse”, tal y como se está haciendo ha hecho en la Universidad de Almería. De igual a igual, incluso pensando diferente se puede llegar a lugares comunes.

Y es que, en el campus almeriense se han reunido personas de uno y otro bando, que han vivido la violencia en sus carnes, pero desde ópticas bien diferentes. La jornada “Paz, derechos humanos y ciudadanía: acercamiento a la paz en el País Vasco”, organizada por el área de Antropología de la Universidad de Almería y el Centro de Estudio de las Migraciones y las Relaciones Interculturales, ha contado con una mesa redonda en la que los diferentes ponentes han participado aportado diferentes puntos de vista sobre la cuestiones como la política, el derecho y la paz. Se ha reflejado la importancia de estos temas explicando la incorporación de una asignatura optativa en los Grados de Humanidades e Historia llamada Paz, derechos humanos y ciudadanía.

El primer ponente, Francisco Muñoz, investigador del Instituto de Paz y Conflictos no ha podido asistir al acto. Por lo tanto, tras las intervenciones de la profesora Alexandra Ainz, han comenzado los participantes de la mesa redonda a aportar sus puntos de vista. El presidente de la Fundación Internacional de Derechos Humanos, Jaume d’ Urgell, ha explicado los objetivos de la fundación y cuál es su función. Afirma que “crear opinión pública es hacer política” y que “esta jornada es un reflejo de valentía” si tenemos en cuenta la situación en la que nos encontramos.

Se ha hecho notar también la presencia de Elena Bartolomé, viuda del parlamentario Herri Batasuna, Josu Muguruza. Ha contado la dura experiencia de estar detenida e incomunicada, la dura experiencia de estar en un centro penitenciario. Familia directa de una víctima, sostiene enérgicamente que hay que hacer visible la parte de sufrimiento más oculta para que nos demos cuenta de que “todo es relativo y no se puede escribir una única verdad”.

Por otro lado, Rafael Salazar, responsable de la vicepresidencia de la Junta de Andalucía de Almería, cree que “para recuperar la verdad, hay que recuperar la voz de las víctimas”. Hace eco de la duda que tiene con respecto de la licitud de las leyes fascistas por todos los crímenes cometidos y la manera en que el estado se niega a dar respuestas.

Ángel de las Heras, cofundador de Redflexiona, mantiene que “hay que saber dónde está el límite de las cosas y hay que respetar al otro”. Es experto en participación ciudadana y hace evidente la necesidad de que los ciudadanos se hagan notar y muestren sus intereses. Antes de entrar en el debate entre asistentes y participantes de la mesa redonda, Juan Sebastián Fernández de Prados, miembro de EQUO, se ocupa del futuro y propone una serie de premisas para “construir un proceso participativo que llevará consigo un proceso constituyente desde abajo” donde se muestren las relaciones de los ciudadanos con el estado.

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