El XXIX Festival de Teatro Infantil de Almería se despidió ayer martes con un enorme éxito. La clausura corrió a cargo esta misma tarde en el Teatro Apolo de la compañía Periferia Teatro con la representación de la obra Guyi-Guyi, después de que Vagalume revolucionara en entorno de la catedral con su pasacalles ‘A cuadros’.
Hay que destacar la gran participación de padres, madres y niños en esta representación en plena calle, donde además algunos mayores han participado activamente con los actores de la compañía.
Desde la plaza Bendicho han aparecido a las doce del mediodía un grupo de personas de un lejano pueblo escocés que iban en busca y captura de un fantasma que escapó de su castillo. Ellos eran los responsables de encontrarlo y devolverlo a su lugar de origen. Para tan arriesgada misión cuentan con sus mejores armas: su gaita, su percusión, su whisky, su césped, sus nubes, su lluvia y sus faldas (kilt)…a cuadros.
Nada más llegar a la Plaza de la Catedral han comenzado los juegos con los más pequeños. Entre canción y canción, han cogido y se han puesto a dar una vuelta por la plaza mientras cantaban la oda al caldo borriquero. Luego para sorpresa de todos han realizado un concurso de lanzamiento de troncos que ha provocado mucha risa entre todos.
Al final, como era de esperar aparecía ese fantasma que era rescatado para devolverlo al castillo donde estaba antes de escaparse. Ha sido un espectáculo muy dinámico, donde los actores han interactuado con mucha gente del público que incluso han tenido que ponerse la falda, como si fueran miembros del equipo que perseguía al fantasma. Espectáculo muy divertido y que durante una hora ha tenido en vilo a todos. Impresionante el baile de habilidad casi al final con un paraguas.
Y por la tarde para concluir el Festival, en el Teatro Apolo, Periferia Teatro ha representado Guyi Guyi. Esta obra cuenta como Guyi-Guyi un cocodrilo que, por un azar de la naturaleza, nace en una familia de patos. Guyi-Guyi vive feliz con su familia hasta que un día se pierde y se encuentra con un cocodrilo. Cuando se entera que los cocodrilos comen patos, el protagonista pasará por diferentes dificultades para conseguir ser él mismo.
El protagonista de esta representación teatral tendrá que seguir su instinto y aprender cómo debe actuar para ser un ‘buen cocodrilo’. A través del juego y el humor se busca reflexionar sobre el miedo a la diferencia y los prejuicios que se arroja sobre aquello que se comporta de manera distinta a lo que se espera.