El paraje natural de Punta Entinas ha sido el escenario de la clausura del Curso de Verano ‘Wellness y salud’. Allí los participantes han realizado distintas técnicas en plena naturaleza para poner en práctica las herramientas que han adquirido durante las ponencias para conseguir bienestar. Para su director, Antonio Murillo el balance es “magnífico porque los objetivos están más que cubiertos. Lo que buscábamos era encontrar herramientas para superar las barreras que tenemos para conseguir la felicidad y eso es lo que al final entre todos los ponentes hemos conseguido”.
En Punta Entinas han podido relajarse a través de un plan de actividades elaborado por Miguel Rodríguez, fundador y director de Tribal Trainings. “Mi trabajo aquí va a ser llevar a la gente a experimentar una apertura de emociones, un viaje por nuestros sentimientos, por nuestros pensamientos inconscientes, que muchas veces nos boicotean. Y todo ello en un entorno natural porque es el ideal para este tipo de técnicas más que una sala o cualquier sitio artificial”. Rodríguez destaca que “la Naturaleza propicia relax, apertura y predisposición a hacer un trabajo interno, porque lo que estamos es trabajando con nuestras emociones y pensamientos”. Así, explica que “la naturaleza es un entorno que para nuestro sistema nervioso es como volver al útero materno”.
Entre las actividades preparadas para esta jornada está la técnica japonesa llamada ‘Baño de bosque’ que consiste en ir andando “y abrir todos tus sentidos, la vista, el olfato, la percepción en la piel, los sonidos que hay en la naturaleza y centrarse en ellos. Así se logra desconectar de la mente y del estrés y sumergirte en un baño de sensaciones naturales. Es como un bálsamo”. Otra actividad es caminar conscientemente sintiendo la presión de tu cuerpo sobre la planta del pie, sintiendo el suelo, cómo nos movemos, “sintiendo todo nuestro cuerpo y poniendo la atención en el interior”. Y por último, los participantes han realizado un paseo en el que durante algunos segundos, que aumentaban de forma progresiva, lo hacían con los ojos cerrados. “Esta técnica nos obliga a caminar sintiendo nuestro cuerpo. Es una forma de aumentar la presencia en el cuerpo, lo que se llama habitarlo y no estar con los problemas en la cabeza”.
De esta forma, Rodríguez asegura que “con este tipo de ejercicios dejas de estar en la cabeza y entras en el cuerpo y estás más consciente de las emociones que sientes, de dónde viene ese malestar y cada vez que abres los ojos pones una intención para que de una forma creativa (porque la solución está dentro de nosotros) surja la clave para solucionar ese problema”. Lo que permite esta actividad es obtener “una visión desde un ángulo que no puedo ver en mi cotidianidad porque mi cabeza no me lo permite al estar dándole vueltas a ese problema. Así te abres a la parte creativa e intuitiva para que se manifieste la solución a tu problema”.