Una orquesta, un coro y hasta una ciudad en manos de La...

Una orquesta, un coro y hasta una ciudad en manos de La Fura dels Baus

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La Fura del Baus tiene el don de convertir todo lo que toca en oro. Pioneros de la escena de este país desde los años ochenta, la compañía catalana ha sabido construir una marca que arrasa por donde va. Y en Almería no iba a ocurrir lo contrario. La versión del ‘Carmina Burana’ fue todo un éxito y consiguió agotar las entradas para las dos funciones días antes de su representación.

El Auditorio Maestro Padilla registró tres llenos absolutos. El primero fue en la noche del jueves, cuando se ofreció un ensayo general abierto, principalmente, a invitados de los integrantes de la Orquesta Ciudad de Almería (OCAL) y el coro OCAL. El segundo y el tercero, el viernes y sábado noche, en las representaciones oficiales de este espectáculo, que ha recorrido no solo muchas ciudades de este país, sino también de América Latina.

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‘Carmina Burana’, de La Fura, es el resultado de una acertada visión comercial en un momento en el que la cultura se ve como herida de muerte. Por un lado, una obra de las más conocidas e impresionantes, una pieza que hasta los más profanos conocen; por otro, la implicación de la orquesta y el coro local, que se convierten en protagonistas de un gran montaje, que ha recorrido escenarios de medio mundo.

La combinación entre la profesionalidad y la ilusión fue más que aceptable, a pesar de que hubo quien se quejó entre dientes que de querían ver a la La Fura dels Baus verdadera, y no un montaje diseñado por la compañía. Todos estuvieron a la altura, incluso los intérpretes encaramados a las grúas que tanto emplea la compañía catalana en sus espectáculos.

El lenguaje escénico respondió a lo que viene siendo habitual en La Fura dels Baus: derroche visual, acompañado por un expresionismo pasional, que consiguieron introducir en la trama de la obra a unos espectadores que no entendían ni una palabra del latín en el que está escrita la obra de Carl Orff. No hacía falta entender la lengua, ya que la propia escena conseguía transmitir las sensaciones que acompañan a una trama que ensalza los placeres terrenales, las pasiones, el amor carnal y el goce de la naturaleza.

El público disfrutó, y eso se notó, aunque quienes verdaderamente sintieron este espectáculo como suyo fueron los integrantes de la OCAL y el coro OCAL, que vieron, una vez más, cómo su ciudad se volcaba con ellos.

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