La Consejería de Cultura continúa el programa el “Documento del mes” en el Archivo Histórico Provincial con la exposición de tres cédulas personales. En esta ocasión, se han seleccionado teniendo en cuenta que en 2019 se han cumplido 75 años de la creación del Documento Nacional de Identidad, que nació por un decreto de 1944 aunque hubo que esperar a 1951 para que se expidiera el primero.
La delegada territorial de Fomento, Infraestructuras, Ordenación del Territorio, Cultura y Patrimonio Histórico, Eloísa Cabrera, ha señalado que el Archivo conmemora este aniversario con la muestra de los tres ejemplares de la cédula personal, que fue el documento que antecedió al DNI y que también se expedía para que los ciudadanos pudieran identificarse en sus relaciones con la administración, aunque también servía para demostrar que se había pagado el impuesto de cédulas personales que era un sencillo impuesto sobre la renta.
Las cédulas conservadas son escasas al estar en poder de los vecinos y según ha indicado Eloísa Cabrera, el Archivo custodia algunas que se han conservado mezcladas con otra documentación. Sin embargo, sí se conservan 818 documentos de cédulas personales de vecinos de Almería y de los municipios de la provincia, de 1904 a 1926. Estos padrones se han digitalizado en los últimos meses y se encuentran a disposición de los investigadores.
Según el doctor en Economía y profesor en la Universidad de Almería, José Joaquín García, “la primera función tanto de las cédulas personales, como de sus antecedentes (cédulas de composición, cédulas de vecindad, etc.), era la de servir de identificación a los ciudadanos, que además eran previamente listados y clasificados cuando se les entregaba dicho documento. Este tipo de documentos podían ser requeridos tanto por las autoridades policiales de cada época como por otros funcionarios y personal al servicio de la Administración en diferentes actos jurídicos y públicos. Al estar todos los ciudadanos obligados a poner a disposición de la autoridad esta documentación, permitían un control de la totalidad de la población del país, proporcionando además una información homogénea en todas las regiones”.
“Su segunda función era la fiscal -ha indicado el experto- puesto que con su expedición se pagaban unas tasas o impuestos que permitían recaudar dinero a las muchas veces maltrechas arcas públicas de la Administración española. Siendo como eran documentos de obligada obtención por parte de todos los ciudadanos, se trataba de un impuesto muy atractivo para el sector público, puesto que toda la población mayor de edad estaba sometida al mismo, con diferentes gravámenes en función de su capacidad económica, lo que además convierte a este “Impuesto de cédulas personales” en uno de los antecedentes del impuesto de la renta sobre las personas físicas”.
De hecho, las haciendas municipales, que eran quienes recaudaban este impuesto en nombre del Estado central, fueron autorizadas por éste para establecer un recargo sobre el impuesto con el que financiarse y superar momentos de dificultades en sus arcas.