El Concurso de Novela Corta UAL-Ediciones Oníricas ya ha abierto un palmarés que se pretenderá que sea muy amplio con la presentación del libro ganador de la primera edición, ‘Yo salí a mi madre’ de María José Iglesias Suárez, que relata con hechos, cómo de generación en generación, las mujeres conquistan espacios de libertad e igualdad.
Bernardo Claros, director del Secretariado de Representación Estudiantil, Asociaciones y Voluntariado ha destacado el éxito de la iniciativa, asegurando que “estamos muy satisfechos sobre todo porque el protagonismo en todo el proceso lo han tenido los alumnos, la editorial juvenil que forma parte de las asociaciones universitarias, y lo que queremos es que haya una segunda, una tercera, una cuarta edición…”.
Claros ha abundado en la felicitación a Ediciones Oníricas, promotora real de la iniciativa: “Hace casi un año nos propuso la organización de un concurso de novela corta y realmente han sido ellos los que han gestionado todo, quedando nuestro mérito en apoyar la iniciativa, como con toda la comunidad universitaria, porque nuestro vicerrectorado está para eso, para dar apoyo a cualquier iniciativa que planteen los estudiantes y que vaya en esta línea de promoción de cultura o sensibilización en determinados temas”. En ese sentido, se ha alegrado por la selección de la obra ganadora, ‘Yo salí a mi madre’, de María José Iglesias Suárez, porque “es muy interesante al aunar este libro dos cuestiones importantes para la Universidad: la intrahistoria de la provincia de Almería y afrontar la historia desde el punto de vista femenino”.
Jurado
El jurado ha estado compuesto por los profesores de la UAL, Francisco Álamos y José Ramón Ibáñez, presentes también en el momento en el que la autora ha explicado, junto a la Asociación Ediciones Oníricas, formada por estudiantes de Humanidades de la Universidad de Almería en un proyecto que no cesa de crecer, el argumento biográfico de su novela: “Primero intenta hacer genealogía de la historia de las mujeres, en este caso de una mujer maestra, de aquí, y de una familia que vivió la postguerra, que era republicana y anarquista; la hija va recordando la historia de su familia y va viendo todas las penurias y penalidades por ser pobre, por ser mujer, por vivir en un sistema dictatorial”. Lo más importante es el hilo generacional: “La hija toma la batuta de la madre y pretende, por medio del estudio y del combate en su vida cotidiana, uniéndose a los pobres, a los movimientos de liberación, la defensa de un mundo más justo para acabadar en el feminismo, en defensa de un mundo también de las mujeres”.
El mensaje que la autora, también docente e hija de docente como la protagonista, ha querido dar es que “hay una semilla en nosotras, mujeres, que no deja de dar frutos”, ha sostenido: “ Beatriz, recoge lo que dijo Araceli, su madre, y lo que dicen tantas madres, que no es un maleficio, es la semilla de una revolución, la revolución feminista, de madres a hijas; de generación a generación nosotras, mujeres, nos vamos afirmando y vamos conquistando espacios de libertad e igualdad, y esto es lo que se trata de transmitir, que su madre, su abuela y ella misma hacen un camino imparable para que las mujeres vayamos conquistando derechos y haya un cambio a mejor en estos tiempos”. Muy agradecida por el reconocimiento, ha querido destacar a Beatriz.
La protagonista, presente
La protagonista “en carne y hueso”, ha estado presente “a sus 75 años y siendo una persona muy conocida en el movimiento social y de renovación pedagógica”. Ante esas palabras, Beatriz, tras afirmar “yo estoy de acuerdo con mi físico” como forma de presentación ante una fotografía, se ha mostrado agradecida en un tono desenfadado, recitando a Atahualpa Yupanqui sobre vanidad, y de enorme fuerza vital: “Es un homenaje que mi amiga ha querido hacerme, he tenido que ser ‘obediente’ y superar todos esos ‘simplejos’ porque si una persona reconoce que eres valiosa y que puedes servir de orientación a otras, una tiene que ser dócil, a pesar de ser yo muy ‘revuelta’, y dejarse querer; qué grande es siempre ser joven, una cosa que hay que cultivar hasta que el cuerpo te haga sombra, cuidarte lo debido y dar lucha, porque este mundo puede ser de otra manera, más feliz, más ecológico y más mujeriego”.