José Alberto Rodríguez López-Cesar Cuenca Arcos
Siempre es grato como, alumnos y almerienses, poder tener contacto directo con las modalidades turísticas alternativas al Sol y Playa que ofrece la provincia de Almería, lo cual, no sólo, nos llena de esperanza para el futuro profesional, pues la buena gestión del patrimonio y de los recursos, ya sean culturales o naturales que lo componen, nos coloca en un camino que está plagado de nuevas posibilidades para el mercado turístico de la provincia.
En este sentido, nos gustaría establecer la diferencia entre el turismo industrial, como aquel que se refiere a nuestro pasado industrial y que forma parte de nuestro patrimonio cultural y la industria viva, que podríamos designar como aquel turismo que se interesa por los procesos productivos actuales, que en nuestro caso, el de Almería, choca frontalmente, con la imagen que se tiene de la misma, incluso para los almerienses mismos, tan desconocedores, a veces, de su propio patrimonio vivo y pasado.
El turismo industrial y científico supone una ventaja para amortiguar los efectos de la estacionalidad turística y dota de beneficios tanto a la zona poseedora de los recursos, impulsándola económicamente, y fortalece, asimismo, la imagen de las empresas siendo un buen canal para su promoción.
Almería es una tierra riquísima en recursos turísticos de toda índole y las sucesivas visitas que a continuación describimos, dan fe de ello, mostrando el ingenio que el ser humano ha demostrado para obtener riqueza de una tierra que históricamente ha sido azotada por el hambre y las dificultades para crecer económicamente.
«El turismo industrial y científico supone una ventaja para amortiguar los efectos de la estacionalidad turística»
El primer punto de destino fue el observatorio de Calar Alto, visita que fue hospedada y dirigida por la empresa Azimuth de la mano de su director de proyectos Javier Sánchez que forma parte de esta empresa dedicada tanto al Astroturismo como a la educación acercando la ciencia a los más jóvenes de una manera dinámica y atractiva. La visita nos permitió acercarnos de una manera realista a su actividad alejada de posibles tópicos donde imaginamos los días buscando constelaciones en el firmamento y acercándonos a la realidad en la búsqueda de actividad y patrones lumínicos para detectar posibles exoplanetas o la recogida y codificación de grandes cantidades de datos que luego sirven para ayudar a cartografiar y conocer más en profundidad el espacio así como controlar y seguir los distintos objetos espaciales. En cuanto a las bóvedas pudimos entrar en una de ellas donde pudimos contemplar el telescopio de 3,5 metros y unas 250 toneladas de peso, con unos anclajes laterales que poseen un recubrimiento interior de aceite que impide el rozamiento permitiendo que se pueda mover solo con la fuerza de un brazo al no haber ningún tipo de resistencia.
En cuanto al pueblo minero de Serón fuimos recibidos por Maribel que se encargó de mostrarnos los distintos edificios que componen el pueblo minero así como introduciéndonos en el trasfondo histórico que poseía la zona así como las peculiaridades del día a día de los mineros que allí habían trabajado a lo largo de los años. Pudimos ver las distintas dependencias empleadas por el capataz, los obreros, el médico y la guardia civil. Anecdótico fue el conocer el edificio empleado como casino en el cual era requerida la etiqueta para acceder al mismo así como poder observar una reproducción del sistema de recogida y transporte de las minas que recordemos estuvieron en funcionamiento desde finales del siglo XIX hasta 1968. Otro aspecto que nos llamó la atención, aparte de acercarnos a la crudeza y dura vida que desempeñaban los mineros, fue el aspecto natural ya que podíamos ver que la zona más cercana estaba sin arboles pues en la época tuvieron que emplear gran cantidad de madera tanto para edificios como para apuntalar los túneles de las minas, siendo ahora árboles de replantación los que se pueden observar en la zona con una media de 90 años de edad aproximadamente. Esta visita ha sido enriquecedora tanto por su valor cultural como por sus posibilidades vinculadas al turismo ecológico mediante las rutas que poseen de senderismo por sus encinas milenarias que permiten disfrutar de unas vistas espectaculares de una manera respetuosa con el medio ambiente.
La visita a las canteras del mármol de Macael nos mostró el alcance que puede tener un solo producto como es el mármol y la diversidad de público que puede estar usándolo sin conocerlo. En este caso la primera parada a la que nos llevaron fue las canteras donde pudimos conocer las condiciones en las que se realizan las extracciones con sensaciones térmicas de alrededor de 7 grados en invierno y 40 en verano, dejando claro la dureza en el desempeño de este trabajo. A continuación pudimos observar cómo realizaban su trabajo de extracción y aprovechamiento del mármol en la mayor de las 37 canteras activas. Conocimos el empleo no solo de maquinaria pesada sino también de maquinaria precisa como el hilo de diamante o cortadores de agua para conseguir esos cortes tan exactos y perfectamente calculados. Pudimos observar también la cultura de aprovechamiento tanto en la creación de piedras de mármol a partir de los escombros como en adaptar las zonas de alrededor en zonas donde ayudar a la conservación de especies como la cabra montesa o aprovechamiento energético mediante paneles solares. Nos sorprendió conocer la gran cantidad de productos tan diferentes entre si y que contaban con calcita proveniente del mármol de Macael que había, pasta de dientes, leche enriquecida en calcio, suplementos de calcio en sobres, sombra de ojos, maquillaje y…etc.
Posteriormente nos trasladamos al centro de interpretación del mármol donde de camino pudimos observar un símbolo de Macael que cuenta con presencia en el libro Guinness, se trata de un mortero de más de 3 metros de altura y un peso de 30,9 además la mano cuenta con un peso de 5,8 toneladas y 4,73 metros de altura realizado en mármol superando tanto en peso como altura al anterior. Ya en el centro de interpretación pudimos observar gran cantidad de objetos realizados en mármol y su evolución a lo largo de los años dando mucho que pensar ya que la extracción no es actual y antiguamente debían extraer el mármol sin maquinaria solo con esfuerzo humano y transportándolo con la ayuda de animales.
Podemos decir por tanto que descubrimos un turismo industrial con un alcance mayor del que podíamos esperar y que para nada se acerca al hecho de simplemente extraer rocas, además pudimos conocer la dificultad a la hora de realizar este trabajo no solo hoy día sino en el pasado donde tenían que hacer lo mismo pero con menos recursos, lo cual aporta una sensación de profundo respeto tanto a los canteros de toda la vida como al pueblo de Macael involucrado en la cultura del mármol.
Como resumen general estas visitas han servido para conocer otros tipos de turismo realmente atractivos para sectores muy diversos, ver el alcance que aporta cada uno y como dinamizan un tipo de turismo que lucha contra la estacionalidad generada por el turismo de sol y playa.
José Alberto Rodríguez López-Cesar Cuenca Arcos, estudiantes de Turismo de la Universidad de Almería.