El decorador cinematográfico crea escenarios que sólo viven en el cine. Cuando una escena de cualquier película proyecta sobre la realidad su dimensión particular, el cine se impone sobre lo real. Este hecho fantástico se apodera del espectador y lo envuelve en historias que se desarrollan en la pantalla. El responsable de que esa dimensión estática, del momento, sea lo que quiere parecer, es el decorador o director artístico. Tiene la capacidad de modificar las formas del tiempo para hacerlo todo presente: un paisaje en el horizonte, un interior inmerso en penumbra, ciudades, calles, pueblos, palacios, entorno rural, entorno urbano, en un territorio ordenado y limitado por el ojo de la cámara. El decorador introduce en una burbuja espacial el mundo físico que condiciona a los personajes. Posibilita así uno de los elementos destacados del cine. Y para desarrollar este oficio a la perfección está Gil Parrondo, uno de los protagonistas homenajeados en el VIII Festival Internacional ‘Almería en Corto’. El homenaje se ha centrado en la exposición ‘La realidad proyectada’ (Patio de Luces de Diputación, hasta el 18 de diciembre) y la proyección de algunas de las películas donde está muy presente el trabajo de Gil Parrondo: ‘The Valley of Guangi (director: Jim O’Connolly), ‘La vuelta del Coyote (director: Mario Camus), ‘Ninette’ (director: José Luis Garci), ‘Nicholas and Alexandra (director: Franklin J. Schaffner), ‘La hora de los valientes’ (director: Antonio Mercero), ‘Patton’ (director: Franklin J. Schaffner).
En ‘La realidad proyectada’, un muy afortunado título, se puede contemplar un trabajo creativo tan brillante como desconocido para los espectadores. En la pantalla se presenta mimetizado el fruto de un trabajo previo realizado al otro lado. Se ve lo que se pretendía que así fuera. Es la magia del cine para apoderarse de las sensaciones del espectador. En la exposición comparecen varias décadas de trabajo, con fotografías, extraordinarios dibujos del autor para la escenografía y algunas muestras del atrezzo de ‘Patton’, por ejemplo. También están los cuatro ‘Goyas’ que obtuvo por su trabajo en cuatro películas de José Luis Garci: ‘Canción de Cuna’ (1995), ‘You’re the one (Una historia de antes)’ (2001), ‘Tiovivo’ (2005) y ‘Ninette’ (2006).
Desde los decorados de su primera película, ‘Jeromín’ (1953), los dibujos sobre lugares imaginarios de Gil Parrondo descifran componentes de la realidad de la película, con territorios transformados que acceden a lo real. La exposición sirve para recordar un cine olvidado en películas como ‘El indiano’ (director: Fernando Soler, 1954) o ‘Aventuras de Don Quijote’ (director: Eduardo García Maroto, 1961); películas internacionales que recurren al decorador español: ‘Viajes con mi tía’ (director: George Cukor, 1972), ‘El viento y el león’ (director: John Milius, 1975), junto a las galardonadas con el Óscar.
Hay dibujos que, al margen de lo que luego desvelan en la película correspondiente, se convierten en imágenes abiertas a mundos posibles. Sorprende así los realizados para ‘Las adolescentes’ de Pedro Masó (1975), ‘Tu nombre envenena mis sueños’ de Pilar miró (1996), ‘La hora de los valientes’ de Antonio Mercero (1998) o ‘Divertimento’ de José Manuel García Hernández (2000). Incluso comparecen los bocetos para un proyecto fallido: ‘Isabel de España’, en 1971, con los cineastas Ronald Neame y Anthony Harvey.
Para la exposición, la Diputación ha editado un interesante catálogo, de obligada consulta, que sitúa la gran dimensión artística de Gil Parrondo y su mirada concentrada sobre Almería, con elogios de los cineastas Mario Camus (“Gil Parrondo es más bien un ejemplo difícil de seguir o imitar”) y Antonio Giménez-Rico (“una especie en peligro de extinción”); del arquitecto Jorge Gorostiza (“es el único español que figura en ‘Art directors in Cinema’ de Michael L. Stephens”); de los historiadores del Cine, Jesús García de Dueñas (“versátil disposición a adaptarse a las más diversas tareas, escenarios y decorados”) y Víctor Matellano (“setenta años de profesión”), entre otras aportaciones.
Según el comisario de la exposición, Ignacio Fernández Mañas, “Gil Parrondo descubrió en la provincia de Almería una de sus principales fuentes de inspiración para llevar a cabo sus proyectos. Consiguió que esta provincia olvidada, arrinconada, se convirtiera en el lugar de algunas ficciones imborrables, le dio una dignidad artística, mientras que en los ámbitos sociales y económicos del país no se le reconocía ninguna”.
Esta vinculación almeriense explica que Gil Parrondo recibiera la primera distinción ‘Almería, Tierra de Cine’ en 1997, año del II Festival Nacional de Cortometrajes, que tras cinco ediciones diera paso al certamen internacional. Este director artístico fue protagonista del primer libro que editó el festival almeriense, ‘Gil Parrondo, pasión y rigor’ (1997), con prólogo de Fernando Méndez-Leite, unidos ambos en ‘La Regenta’ que dirigió este último. El contenido del libro es una larga entrevista que mantuvo Ignacio Fernández Mañas con el decorador cinematográfico, básica para un recorrido vital por la humanidad del personaje e intuir las direcciones de su pensamiento artístico, que explican la realidad de sus escenografías.
Hoy día, a sus 88 años, Gil Parrondo sigue capturando imágenes para configurar otra realidad en el paisaje del cine.
(Publicado en IDEAL-Almería, domingo 13 de diciembre, 2009, página 28)