Y esos pequeños espacios sin límites alcanzan dimensiones insospechadas en la poesía. A Pepe Heredia Maya le bastaron los inicios de ‘Penar Ocono’ (1974) para desvelar la grandiosidad de su alma poética, de gitano libre por los caminos establecidos al margen, para fijar la trascendencia de su personal vivir, con unos versos estremecedores, inquietantes, sublimes:
‘Aunque sea reciente mi carné
yo nací hace milenios:
Cuando despacio al paso de la bestia
el horizonte se horadaba.
Cuando la muerte
era un signo de Dios omnipotente
y no un signo de Dios exterminando
(es posible que no existiera Dios
todavía en la mente de los hombres)…
Cuando nací ya hace milenios
aunque sea reciente mi carné
todo era mucho más hermoso
pero aquello duró
lo que un relámpago
o tal vez menos’.
Después, nos reencontramos en Almería. Su mujer, Matilde, es almeriense y era obligado el traslado familiar casi todas las vacaciones del curso a Almería capital. En aquellos años visitaba sin faltar aquella ‘Redacción Abierta’ de Ideal, con la que sintonizaba. En alguna ocasión colaboró con algún que otro artículo. Hubo uno muy especialmente, que suscitó polémica. Pepe Heredia escribió sobre Celia Viñas. Para él era una excelente profesora, pedagoga, que motivó a generaciones de estudiantes almerienses hacia el saber, la escritura, la lectura, la literatura, el arte y el teatro. Pero, en cambio Pepe Heredia consideró que como poeta, Celia Viñas era más bien regular. No faltaron réplicas, que él asumió con cortesía, manteniendo sus argumentos. En cierto modo, desde la distancia y el pensamiento crítico, Pepe Heredia creo que tenía razón.
De aquel tiempo permanece un hecho poco conocido. Fue en Almería, en el apartamento del periodista Manuel Gómez Cardeña, donde Pepe Heredia se refugió para escribir ‘Camelamos Naquerar’. En Almería asistía a encuentros con su visión flamenca, en recitales de cante jondo en la Plaza Vieja, en la Alcazaba o en la Peña El Taranto. Así se consolidó la amistad duradera con Equipo Alfredo (Antonio Zapata, Agustín Molina y Alfredo Sánchez). Su dios del cante era Antonio Núñez ‘Chocolate’. Se explica el ritmo musical jondo que impuso a ‘Poema en ritmo menor de Sones Solo’ (‘Penar Ocono’):
Ah tierra tierra pon tu cuerpo a tierra
tierra tierra gitano tierra comba
paraíso gitano luna siembra
siembra sombra gitano siembra sombra…
A Almería vino también a presentar ‘Sueño terral’. Y siempre que podía, una escapada. A veces encerrado en la Almadraba de Cabo de Gata, al encuentro de un paisaje que siempre le entusiasmó. En la playa de El Mónsul encontraba el silencio necesario para su sentimiento milenario.
Ahora Pepe Heredia se ha ido, como una escapada necesaria y sutil. Y se le echa de menos, entre versos y el mundo jondo. Y ahora de repente recuerdo aquel día que me dijo sonriente como un gran secreto oculto: “Paisano, a mí lo que de verdad me gusta son las matemáticas”.