Savina Yannatou emociona con su música en la Universidad

Savina Yannatou emociona con su música en la Universidad

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La magistral cantante griega Savina Yannatou y el grupo “Primavera en Salónica” han recreado olores y sonidos del Mediterráneo a través de su música, en el concierto ofrecido hoy en la Universidad de Almería  bajo el título “Visualidades Mediterráneas” que, organizado por el Proyecto Atalaya con la colaboración en la Universidad de Almería del Vicerrectorado de Cultura, Extensión Universitaria y Deportes, está recorriendo durante estos días la geografía andaluza.

El proyecto “Visualidades mediterráneas” tiene como objetivos incentivar la intervención cultural en el ámbito universitario sobre temas del Mediterráneo, y favorecer la colaboración con Fundaciones y organismos competentes en estudios, investigaciones y actuaciones del entorno cultural mediterráneo. 

En el contexto mediterráneo, Andalucía tiene una trayectoria de primer orden, es por esto casi una responsabilidad que se contemple la revisión de la cultura de los países de este entorno. Especialmente en el momento actual en el que la presencia de estudiantes de países de la cuenca es una realidad creciente en las universidades andaluzas.

Savina Yannatou es —lo reza en su promoción— “una nueva diosa del Olimpo en la canción de autor de raíces mediterráneas”. Y lo cierto es que se atreve con todo: canciones palestinas, armenias, albanesas, corsas, sicilianas, sefardíes, búlgaras, turcas y, por supuesto, griegas; estableciendo un puente entre culturas, entre oriente y occidente. Este “puente de mar azul” que pregonaban Miquel Martí i Pol y Lluís Llach. Y este acercamiento a las raíces lo hace desde la simbiosis entre lo moderno y lo tradicional, mezclando toda la sal del mediterráneo con atrevidas influencias del jazz y de la música contemporánea. 

Savina Yannatou ha estado acompañada por “Primavera en Salónica”, un grupo de cinco virtuosos que combinan instrumentos occidentales (la guitarra, el violín, el contrabajo) y orientales (el ud, el saz, el salterio) con una poco convencional percusión y que llevan estos instrumentos hasta el límite de sus sonoridades y utilizan la improvisación como arriesgado pero agradecido recurso, que ha sido valorado por los espectadores con un prolongado y cálido aplauso final.

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