También hizo alusión a su último libro titulado Los archivos griegos. “Hay una parte primera en este volumen con poemas sobre Grecia. Son poemas que me dan buena suerte. Escribí los cuatro primeros tras pasar una semana en Grecia y luego me di cuenta de que me había enamorado de los perros de Atenas y me propuse escribir una oda. Al cabo de un año, logré escribirla y entonces se los mandé a la persona que me invitó como regalo de Navidad. Luego seguí escribiendo más porque en Grecia me sentí en el paraíso de la estética mediterránea, con una gente bondadosa y juerguista”.
En primer lugar leyó la Oda a los perros de Atenas que está dedicado a Vicente Ferrer. En Los archivos griegos, Andreu salda la deuda de gratitud que sentía hacia Grecia, un país que siempre había estado presente en su producción aunque no lo visitara hasta el tiempo en el que redactó el libro. Otra parte del libro se llama Pazo de las golondrinas y reúne poemas sobre la infancia. De esa parte leyó el poema Proezas dedicado a su padre.
La presentación de Blanca Andreu corrió a cargo de Ramón Crespo, el cual hizo especial mención al primer libro de la autora gallega, De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall del que aseguró que “sigue siendo hoy, casi 30 años después de su publicación, uno de los poemarios más importantes, y más conocidos, de la lírica española del último tercio del siglo XX”.
“Hoy, con la distancia necesaria y la perspectiva que nos ofrece el tiempo, nadie cuestiona que en los años 80 la poesía española fuese más plural de lo que muchos creían, y de esa época lo que queda son los mejores libros, independientemente de su adscripción a una u otra escuela, algo que por otra parte resulta muy saludable. Uno de los mejores libros de los años 80 fue Una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, poemario de adscripción surrealista que sorprendió por su calidad, y por ser su autora una joven de 20 años con un dominio formal y estilístico impropio de su edad, aunque ese dato no fuera el más relevante teniendo en cuenta el valor literario de la obra”, subrayó Crespo.
Finalmente apuntó que “la obra de Blanca Andreu, a pesar del paso de los años, creo que sigue fiel a esos principios, a una búsqueda personal, sin tributos a dogmas y consignas. En ese sentido creo que es una poeta heterodoxa, pues rehúye los lugares conocidos, lo común, lo aceptado”.