El teatro Auditorio Maestro Padilla acogió el viernes la Ópera “Madama Butterfly” interpretada por la Orqueta Sinfónica de Ópera 2001 y el Coro Japonés de Hirosaki. Un lleno absoluto para esta tragedia que sigue sobrecogiendo al público a pesar de tener más de un siglo.
La entrada del director musical Martin Mazik anunciaba el inicio de la obra, el público lo recibía con un gran aplauso, dio las instrucciones a los músicos y los primeros acordes sonaron a la vez que se levantó el telón, sobre el escenario la recreación de una casa tradicional japonesa. La joven geisha, Cio- Cio Butterfly, cautivó al teniente americano el señor Pikerton que por 100 yenes pactó la boda con ella. Un momento emocionante cuando el coro japonés de Hirokasi acompañó la ceremonia, aunque pronto se tornó en tenso por el reproche a Butterfly de renunciar a su fe y adoptar la de su marido.
Durante el segundo acto el público rompió en aplausos cuando la soprano, Meeta Raval (Butterfly) y la mezzo-soprano Andreea Iftimescu, su fiel servidora, cantaban al regreso del teniente, sus voces vibraban al unísono en un crescendo que emocionó al público, hundida en la miseria tras haber rechazado al casamentero que le ofrecía nuevas nupcias con un rico japonés, sintió que su espera y fidelidad iba por fin a tener la ansiada respuesta que ella esperaba, hizo transcender su gozo a través de su voz.
La despedida de Butterfly de su hijo en el aria final, ‘Con onor muore’, es el momento culmen de la noche y el de mayor emoción. «Muere con honor quien no puede vivir con honor», canta Butterfly, y el escenario se tiñe de rojo sangre. Así, la ‘mariposa’ se libera de su carga y puede por fin volar.
