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Mabel Lozano presenta en FICAL las primeras imágenes de la serie documental ‘PornoXplotación’

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La directora, actriz y escritora lleva a las pantallas el libro con el que, junto a Pablo J. Conellie, se sumerge en lo que define como “prostitución 2.0”

Hace 16 años, Mabel Lozano dejó de ser considerada una starlet de la televisión para liderar la investigación y denuncia documental de la trata de blancas. Desde entonces, se ha convertido en un indiscutible símbolo de la defensa de los derechos de las mujeres que tienen menos posibilidades de defenderse y son captadas por las redes de explotación sexual. Sin ir más lejos, el pasado año ganaba el premio Goya al mejor cortometraje documental por ‘Biografía del cadáver de una mujer’ y hoy ha presentado en el Festival Internacional de Cine de Almería, FICAL, su nuevo proyecto: la serie documental ‘PornoXplotación’, que está basada en el libro homónimo que publicó junto a Pablo J. Conellie.

Un adelanto exclusivo puesto que la serie en este momento se encuentra en proceso de montaje, “que está previsto que concluya antes de que termina el año para enseguida comenzar con el proceso de comercialización”, le ha avanzado el producto ejecutivo y director de Contenidos Secuoya Estudios, Eduardo Escorial a Enrique Iznaola, director de FICAL en la presentación del proyecto. Una puesta de largo que ha permitido ver en exclusiva las primeras imágenes de la serie, un relato en primera persona recreando un testimonio real de una de tantas mujeres explotadas en el mundo del porno y el virtual.

Mabel Lozano ha relatado una anécdota muy significativa. “Cuando rodamos esa escena que habéis visto en el avance, que recrea un bukkake, la mayoría del equipo desconocía la palabra. Hoy sales a la calle y se lo preguntas a chicos de 14 y 15 años y muy pocos desconocen lo que es. Los padres no pueden ser negacionistas de lo que ven y saben sus hijos, porque hoy con 11 años los chavales tienen un cine porno en sus teléfonos móviles con solo marcar que sí son mayores de 18 años cuando acceden a una página”.

En este sentido, tanto Eduardo Escorial, como Mabel Lozano y Fausto Bastida, director de producción de Secuoya Estudios, coinciden en que el objetivo de esta serie “es la educación, hemos hecho una serie muy potente, donde hablamos del porno pero sin rebasar esa línea de hacer porno para ello, utilizando la animación cuando hemos tenido que hablar de algo más explícito, que queremos que vean los jóvenes y sus padres, que tomen conciencia de todo lo que hay detrás de una industria que mueve muchísimo dinero y que no deja de ser otra forma más de explotación”, ha aseverado Mabel Lozano.

Escorial ha explicado que “la serie cuenta con testimonios reales en primera persona, que algunos casos hemos tenido que usar actrices porque las protagonistas correrían serio peligro sin dan la cara, también la de expertos y de jóvenes que están enganchados al porno, que acaba desvirtuando la educación sexual porque están moldeándola a partir de estos roles”. Lozano apuntaba que “hay muchísimos adictos y genera más dependencia que la cocaína. Para hacer un producto audiovisual potente que juega con la hibridación, las recreaciones, la animación, es una narrativa poco usual para un documental”.

La serie constará de tres capítulos de unos cincuenta minutos, aunque por el momento aún no tiene cerrada su emisión con ninguna plataforma. “Eso nos ha permitido trabajar con mucha independencia y apostamos por ella porque las historias son muy potentes y porque es necesario que todo esto se sepa”, ha dicho Eduardo Escorial. Como ejemplo del gran volumen que representa el porno, Mabel Lozano ha recordado que “durante el confinamiento la página Pornhub tenía millones de visitas al día, más que YouTube, eso dice mucho del nivel en el que nos movemos”.

Lozano lamenta el blanqueo que se hace de la pornografía. “Es un negocio muy turbio que deja muchos damnificados a los dos lados de la pantalla, tanto consumidores, como padres que ven como captan a sus hijas, y las propias mujeres que son víctimas de esta explotación. Porque la prostitución tiene toda una red detrás y el porno necesita de la prostitución también, que ha migrado a las fronteras digitales su explotación. Son proxenetas 2.0”, ha concluido.

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