Un Teatro Auditorio de El Ejido, lleno hasta la bandera, que se rindió este sábado, desde la primera canción, al recuerdo de la movida madrileña y a la trayectoria profesional de esta banda tan representativa de la música pop de los 80 y 90. Fue una noche de reencuentros, emociones y la buena música de una de las épocas de oro del pop español. Pero, sobre todo, fue una noche de confesiones y recuerdos a través de las letras de los hermanos Urquijo y maestros como Sabina que, también, estuvo presente en algunas de las canciones interpretadas en el concierto como Ojos de Gata o el Bulevar de los Sueños Rotos.
Sobre el escenario, los seguidores se encontraron con una banda liderada por Álvaro Urquijo que, a pesar de su de historia y sus cambios, supo transmitir a la perfección los sentimientos, pasión y emotividad que, durante generaciones, han inspirado sus canciones. En él recuerdo, los que ya no están, sobre todo, Enrique Urquijo, que recibió los reconocimientos más que merecidos en aquellas composiciones, letras y canciones que dejó a la banda.
Las anécdotas, las historias y las vivencias fueron relatadas por un Álvaro Urquijo que, emocionado en muchos momentos, daba pie a las presentaciones de las canciones que sonaron en el Auditorio a lo largo de algo más de una hora y media. Música y letras, como él mismo dijo, “del siglo pasado” que, sin embargo, para aquellos de la generación de los 80 y 90 siguen sonado tan cercanas que parecen no haber envejecido.
Las mil ‘almas’ que anoche llenaron el Teatro Auditorio de El Ejido disfrutaron, sin duda, del repaso de los 35 años de la historia de Los Secretos que, con el mismo espíritu de sus orígenes, dejaron sobre el escenario auténticas perlas musicales que, aún hoy, permanecen en la memoria colectiva de todos. Así se demostró al interpretar clásicos como ‘Déjame’, ‘Sobre un vidrio mojado’, ‘Quiero beber hasta perder el control’ o ‘No amanece’ que revolucionó a las plateas que, al son de éstas, cantaron y bailaron al ritmo de la banda madrileña.
Los Secretos demuestran con esta gira de conciertos, tributo a sus más de tres décadas sobre los escenarios, que nunca nos dejaron ni nunca, afortunadamente, se fueron. Anoche El Ejido volvió a ese punto dónde todo empezó (1980) para cantar a voz en grito, con más veteranía y con fuerza si cabe, aquello de “Ayúdame y te habré ayudado, que hoy he soñado en otra vida, en otro mundo, pero a tu lado”.
