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La V Aula Taurina de la UAL echa a andar con la poesía de Antonio Murciano

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Aula Taurina de la UAL con el poeta Antonio Murciano.

La quinta edición del Aula Taurina de la UAL (la primera se celebró en 2009) arrancó ayer con el recital poético que ofrecieron el poeta sevillano Antonio Murciano, uno de los miembros más representativos de la Generación del 50, y Juan José Téllez, director del Centro Andaluz de las Letras. Murciano leyó primero una selección suya de sonetos dedicados a Juan Belmonte, torero del que ahora se cumple el centenario de su alternativa, y posteriormente en un mano a mano con Téllez, ambos fueron intercalándose en la lectura de poemas de Gerardo Diego, Alberti o de los almerienses Francisco Villaespesa o Rafael Sánchez Segura, por citar algunos.

Esos autores, hasta un total de 120, forman parte de la antología que, dedicada al torero, ha realizado Antonio Murciano y que ayer se presentó en este Aula Taurina, que dirige la profesora de la Universidad de Almería Teresa Belmonte.

Murciano y también Téllez se unen así a la pléyade de literatos, expertos, ganaderos y toreros que han pasado por el Aula Taurina de la UAL desde su creación. Figuras de primer nivel como El Juli, Enrique Ponce, Joselito, Juan José Padilla o el rejoneador Hermoso de Mendoza, ganaderos como Óscar Martínez Labiano, Carlos Núñez, El Niño de la Capea o Victorino Martín y representantes de la cultura y de la literatura como el poeta Carlos Marzal o el periodista y escritor Paco Aguado.

Para esta edición se han programado varios encuentros –el primero fue el de ayer- de poetas y escritores para analizar la figura del torero Juan Belmonte y su trascendencia tanto en el mundo del toro como en las letras. Dicho encuentro se realiza gracias a la colaboración del Centro Andaluz de las Letras y contará, como en el caso de Antonio Murciano, con personalidades destacadas del mundo literario andaluz. Para concluir esta primera actividad, se organizará una visita a Sevilla prevista para la semana próxima para asistir a la Exposición “Belmonte y Joselito, una revolución complementaria”.

Se pretende así rendir homenaje a la figura de un torero atípico, Juan Belmonte, un hombre que en poco tiempo pasó de robar naranjas en las huertas sevillanas, como señaló ayer el rector durante la presentación de este homenaje poético, a codearse con algunos de los miembros de la Generación del 98: Valle-Inclán, Pérez de Ayala y Enrique de Mesa. “Dicen que en la temporada de 1919 -en la que batió el récord de corridas- leyó 90 obras. Sus preferidos eran Stendhal y Dostoyevski, aunque fue una novela de Anatole France la que propició que un día prefiriera quedarse leyendo antes que torear”, dijo Molina.

El centenario de su alternativa, que se cumple ahora, es una fecha redonda para profundizar en la memoria y en la trayectoria de un diestro que, junto con Joselito el Gallo, firmó entre 1913 y 1920 la Edad de Oro de la tauromaquia en nuestro país. En su figura se fraguó una combinación perfecta entre los toros y las letras. “Como en su caso, pero en sentido inverso, siempre ha existido una fuerte vinculación de la lidia con la literatura o con la pintura. El toreo es una tradición con 500 años de historia que han retratado a lo largo de los siglos pintores, músicos, artistas escultores o escritores como Goya, Sorolla, Picasso, Góngora, Quevedo, Benavente, Lorca, Machado, Alberti, Vargas Llosa, Orson Welles, Hemingway y Ortega y Gasset”, apuntó Pedro Molina.

Por su parte, Téllez explicó que el “maridaje” entre toros y literatura no debería ser “infrecuente” puesto  que la narrativa tanto española como internacional ha estado cuajada “de aires de fiesta”, aunque reconoció que siempre ha sido en la poesía donde ese “maridaje secular” ha estado más presente. “Juan Belmonte reúne todos los requisitos porque, a la par de torero, tenía mucho de personaje literario”.

Murciano también apuntó que el homenaje a Belmonte era necesario. “Ya el año pasado fue el 120 aniversario de su nacimiento y el 50 aniversario de su muerte. Tomó la alternativa en Madrid y la confirmó en Sevilla, al revés que todo el mundo. Fue un torero tan extraordinario que cambió para siempre el devenir de la lidia”.

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