La Junta de Andalucía continúa con el programa “Documento del mes” para difundir el patrimonio documental en el Archivo Histórico Provincial con la exposición al público durante este mes de marzo del Reglamento de la “Sociedad Obrera Femenil de Limpiadoras y Embarriladoras de Uva de Huércal de Almería”, denominada “Libertad”, de 1911 y de otra información que lo acompaña.
El delegado de Turismo, Cultura y Deporte, Alfredo Valdivia, ha indicado que se ha elegido este documento “que refleja el papel que tuvo la mujer en la faenas del campo relacionadas con la exportación de la uva”, teniendo en cuenta que en este mes se celebra el Día Internacional de la Mujer. Las mujeres embarriladoras de Huércal de Almería de 1911, como las de otros municipios con almacenes en los que se embarrilaba la uva de aquella época, se unieron en una sociedad obrera que les permitía defender sus derechos y socializarse. Ésta fue la Sociedad Libertad.
Junto al delegado ha estado la directora del Archivo, María Luisa Andrés y la investigadora y profesora de la Universidad de Almería, Mª Dolores Jiménez que ha señalado que la relevancia del documento se encuentra en que se trata de una de las primeras sociedades obreras formada por mujeres en la provincia de Almería y que como consta en la documentación, seguía funcionando en 1932, renovando su directiva el 5 de agosto de ese año.
Indica Jiménez que con el cambio al siglo XX en Almería se produce un auge del asociacionismo obrero. “Se inicia en la capital y en los pueblos cercanos como los del Bajo Andarax (Huércal, Pechina, Viator, Benahadux). Esta sociedad de mujeres se crea en este contexto del movimiento obrero, coincide con la creación de la Federación de sociedades obreras en Pechina. Signo de esa efervescencia fue la celebración del 1º de mayo de ese año” y añade que la crónica de la prensa provincial decía que una gran manifestación había recorrido con banderas, banda de música y orfeón los pueblos de Pechina, Huércal y Viator.
La Sociedad ubicada en el pueblo de Húercal se llamó “Libertad”, era común que los nombres de las sociedades obreras llevaran términos alusivos a valores ciudadanos. No fue la única sociedad obrera femenina dedicada al oficio de la uva, en Pechina se fundó “La Fraternidad”, en Viator se creó “La Justicia”, ubicada en el Centro obrero de esa localidad con 349 asociadas en 1919. En Benahadux se fundó también otra sociedad de mujeres embarriladoras “El Progreso”. Eran sociedades de obreras dedicadas en general a las faenas del campo. En la Cañada de San Urbano se crea una sociedad de obreras del campo que se llamó “La Decidida”. En efecto, decididas fueron esas mujeres para asociarse y defender sus derechos en un mundo laboral de mayoría masculina.
La agricultura de la uva de embarque supuso un cambio radical en la economía almeriense del primer tercio del siglo XX por su exportación a mercados internacionales. La uva de Almería, también denominada uva de barco, era una variedad con una gran resistencia que soportaba largas travesías por mar para llegar puertos de Inglaterra, Estados Unidos o Alemania, ha indicado la experta.
Sociedad de resistencia
Durante su intervención, la investigadora y profesora de la UAL también ha explicado que los Reglamentos de las sociedades obreras aportan mucha información sobre su funcionamiento interno y que el Reglamento de la sociedad “La Libertad” la define como sociedad de resistencia, un modelo asociativo con carácter reivindicativo.
En su Artículo 1º se recoge que su objetivo es “el mejoramiento económico y moral de sus asociadas, así como el fomento de relaciones entre esta agrupación y sus afines”. Buscaban efectivamente regular la remuneración del trabajo, evitar los abusos en las jornadas en general la mejora de sus condiciones laborales. La Ley de 13 de marzo de 1900 sobre el trabajo de mujeres y niños regulaba una edad mínima de 10 años para trabajar, la jornada no podía superar las 11 horas y a las mujeres madres se les concedía un descanso de tres semanas después del parto y una hora al día para la lactancia dividida en dos periodos de media hora. Sin embargo, la legislación no se respetaba en la práctica.
Estas sociedades también eran espacios para la socialización de forma que tenían previsto organizar “actos de recreo, ilustración y mejoramiento de las socias”. Podían organizar conferencias, veladas artísticas y se preocupaban por la instrucción, en muchas se establecían clases para combatir la alta tasa de analfabetismo.
Invisibilidad de la mujer
Mª Dolores Jiménez ha denunciado la invisibilidad de las mujeres como sujetos históricos que sigue presente en los currículos y en los libros de texto y afirma que en este sentido, las fuentes documentales constituyen un elemento fundamental para una enseñanza de la historia desde la perspectiva de género. Según Jiménez, “el uso educativo de un documento como el Reglamento de una sociedad obrera femenina es un ejemplo de cómo podríamos dar valor social a las tareas desempeñadas por mujeres y a la acción reivindicativa de sus derechos laborales “.
Por último, afirma que las fuentes documentales como recurso educativo permiten dar significatividad histórica a los trabajos y funciones realizadas exclusivamente por mujeres, como el caso de estas trabajadoras del embarrilado de la uva, señalar la diferente posición social de hombres y mujeres, en suma, dar evidencias de la participación femenina en la vida económica y social y de la necesidad de defender la igualdad de derechos.