Es triste comprobar la frustración de los ciudadanos cuando observan que sus representantes públicos no responden a las expectativas que habían puesto en ellos. Llevamos meses escuchando hablar de la construcción de un nuevo palacio de exposiciones bajo las directrices de un afamado arquitecto que costará a los almerienses un fortísimo desembolso, olvidando el hecho de que en la Villa Mediterránea de El Toyo ya existe un espacio de estas características, completamente cerrado al público, donde no se desarrolla ninguna actividad.
También han corrido ríos de tinta explicando a la ciudadanía otro soberbio proyecto por el que un tramo de la carretera de Ronda quedará soterrado para el tráfico; una especie de regalo envenenado para los vecinos de la zona que sufrirán las incomodidades de una actuación nunca demandada y de dudosa utilidad.
Mientras esto sucede, los vecinos del casco antiguo se preguntan cuándo les va a tocar el turno en esta lotería de actuaciones que caprichosamente el Ayuntamiento de Almería reparte para sorpresa de algunos y desencanto de muchos. Salta a la vista que el caso antiguo de Almería está llamado a convertirse en el punto neurálgico de la ciudad, lugar de atracción de un turismo de calidad y orgullo de los almerienses, como sucede en todas las zonas históricas de cualquier ciudad de Andalucía, pero hasta la fecha ningún responsable municipal ha reparado en ello.
Sin ir más lejos, en pleno centro de la ciudad, asistimos impotentes al vergonzoso espectáculo que ofrece el Barrio Alto, con casas derruidas, solares infectos y ausencia total de las mínimas actuaciones de saneamiento y servicios públicos que requiere cualquier zona habitada. Y todo por no sacar adelante un plan urbanístico específico para el barrio, prometido hasta la saciedad, que permita a los vecinos efectuar reformas en sus casas y edificar en aquellos solares que siguen vacíos ante la inseguridad jurídica que existe.
Y qué decir del Puche, donde la dejadez en la gestión se muestra con todo su esplendor. La situación ha llegado a tal extremo que los vecinos, agotadas sus reservas de esperanza, soportan estoicamente el paso del tiempo a la espera de tiempos mejores, sabiendo que la bonanza económica de este Ayuntamiento, tras la jugosa venta de las parcelas del Toyo no va con ellos.
Esta semana el Gobierno de la Junta de Andalucía ha anunciado importantes inversiones para la ciudad, en particular para el barrio del Puche, donde se prevé una actuación integral sin precedentes, nunca hasta ahora ni siquiera esbozada por el Ayuntamiento, por valor de 79 millones de euros, y el Gobierno de España ha puesto fecha al soterramiento del ferrocarril, cansado, sin duda, de la falta de decisión de los responsables municipales. No olvidemos que el soterramiento ya podría estar terminado, si el Partido Popular no hubiera tirado el proyecto elaborado por la Junta de Andalucía nada más llegar a la Alcaldía.
A veces es necesario poner distancia a los problemas para encontrar la solución. Probablemente por eso han tenido que ser Administraciones de ámbito regional y nacional las que hayan puesto cordura a una gestión municipal a todas luces deficitaria.