Con una entrada muy cercana a tres cuartos de plaza llena, la jornada comenzaba con una llamada a todos los niños que se encontraban en la plaza y que quisieran probar a manejar los trastes a bajar al albero. Así, sobre una quincena de pequeños mostraron sus habilidades con el capote o la muleta en la mano, así como en la suerte de banderillas, ante la atenta mirada de los espectadores.
Tras un cuarto de hora aproximadamente y antes de que comenzara la clase práctica, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, hacía entrega al ganadero Adolfo Martín de una placa conmemorativa por su interés en que sus toros fueran lidiados en Almería. Y es que los seis negros novillos que salieron al ruedo fueron donados por este ganadero para la ocasión.
La clase práctica no podía comenzar de mejor manera. El alumno de la Escuela Municipal Taurina de Almería, José Cabrera, esperaba la salida al ruedo de su novillo a puerta gallola, ante la atenta mirada de los espectadores, para comenzar ofreciendo al tendido una gran faena. Con una gran muestra de valentía y dominio de la situación, el propio Cabrera colocó a su astado los tres pares de banderillas, pese a que en el último par el toro desequilibró al torero que cayó al albero. No obstante, pudo esquivar al toro y volver a levantarse sin consecuencias. Con la muleta se encontró a un toro que levantaba mucho la cabeza en los pases tanto naturales como a suerte cambiada, pese a lo que consiguió cerrar una buena faena, que le valió las dos orejas y a la postre ser elegido el mejor de la jornada.
El segundo novillo de la corrida fue para Cristian Climent, de la Escuela Taurina de Valencia, quien lo brindó al público. La faena tuvo altibajos con varios tropezones en el ruedo que provocaron varios sustos, pese a lo que el joven demostró un buen manejo de la muleta con ambas manos. Sin embargo, los problemas a la hora de entrar a matar provocaron que finalizara con una tímida petición de oreja y palmas. Y es que en el primer intento, el valenciano resbalaba y no llegaba a pinchar, mientras que en el segundo intento la estocada entrada a la mitad, ladeada la izquierda y haciendo necesario una tercera estocada para conseguir que el toro se tumbara junto a las tablas.
El tercer novillo de la mañana fue para Sergio Roldán, de la Escuela Municipal Taurina de Almería, que recibía al astado con una buena serie de pases de capote. El almeriense mostró su dominio de la muleta con varias series a suerte cambiada, que en algunas de las ocasiones acaban en elegantes naturales. Roldán tuvo la complicidad de un novillo que humillaba y que le permitió cerrar una buena faena con estocada hasta el puño, consiguiendo las dos orejas, que no dudó en lanzar al tendido.
Tras el descanso, Daniel Crespo, de la Escuela Municipal de Tauromaquia de Jerez, recibía al cuarto novillo de la mañana, que a los pocos minutos de saltar al ruedo dio la voltereta. Desde ese momento el toro perdió en fuerza y fueron varias las ocasiones en las que volvió a dar con los pitones en el albero. Tras una faena lenta en ocasiones, Crespo entró a matar. Tras tres intentos en los que pinchó, los aplausos y el ánimo del público consiguieron serenar los nervios del joven para cerrar con una estocada hasta el puño. Crespo consiguió finalmente una oreja que dedicó a los asistentes.
El quinto de la tarde fue para Rubén Martínez, de la Escuela Municipal Taurina de Almería, que recibía a su novillo con varios pases con rodilla a tierra. El aire continuaba soplando y por momentos el polvo se levantaba. Sin embargo, el almeriense consiguió firmar una buena faena que cerraba antes de entrar a matar con un magnífico molinete. Con la espada, Martínez conseguía a la primera media estoada con la que el novillo no tardó en caer junto a las tablas y los pañuelos en el tendido no dejaron de ondear hasta conseguir que el presidente de la plaza concediera las dos orejas.
Adrián Henche, de la Escuela Taurina de Guadalajara, fue el encargado de cerrar la clase práctica con una faena que se le complicó cuando el novillo que le había tocado en suerte consiguió engancharlo, sin consecuencias. Y es que el novillo, con un pitón derecho muy abierto, miraba mucho las piernas del torero, dificultando la faena de Henche. Sin embargo, a la hora de matar, el torero consiguió en su segunda estocada hundir la espada hasta el puño, consiguiendo así una oreja.
La Jornada Taurina terminaba, tras recibir Cabrera su premio, con los tres jóvenes alumnos de la Escuela Municipal Taurina de Almería, saliendo a hombros de la plaza.