Javier Campos se encuentra el peor escenario en el crudo invierno del...

Javier Campos se encuentra el peor escenario en el crudo invierno del Himalaya

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El montañero almeriense Javier Campos mantiene su lucha con el Himalaya para acceder a la historia de la cordillera como el primer hombre que la ha recorrido por el ‘camino alto’ en invierno. Campos mantiene ahora una férrea lucha con las duras condiciones que reinan en la cordillera, que han empeorado notablemente este año con respecto a los anteriores y ha complicado notablemente su empeño de cubrir a pie y en solitario los 1.800 kilómetros de trayecto desde el 21 de diciembre hasta el 21 de marzo.

 

“Estoy bloqueadísimo en el Dolpo”, afirma el montañero andaluz. Javier Campos continúa explicando que “he intentado dos caminos diferentes para salir al Kalin y no he podido y ésta es la última opción. He estado tres días abriendo huella con la nieve por la cintura y esto era para morirse, al cruzar el primero collado, cuando he visto el segundo, he tenido que calcular, con la comida que me quedaba, eran como otros tres o cuatro días abriendo huella, ya era una cuestión de supervivencia. He tenido que dar media vuelta porque, además, está nevando todos los días y ya era, por lo menos, intentar no perder las huellas y volver a pasar por el collado de vuelta, para regresar a Dunai, que ahí hay otro collado más bajo que es la única posibilidad para salir de Dolpo, porque hay millones de metros cúbicos”.

El almeriense se quejaba porque “el patrón de clima aquí es de invierno seco, pero todos los días nieva a partir de las una, y con un frío intenso. Llevo tres o cuatro días durmiendo en la tienda a más de 4.000 metros, con más de 20 grados bajo cero. Me he intentado quitar un guante con la boca y me he mordido un dedo y por poco me lo arranco, porque estaba congelado”. Antes de marchar, había advertido que ésta era la situación que más temía, porque un hombre solo, abriendo huella, sufre más penurias en nevadas intensas, aunque comentaba que no eran habituales, pero que temía que este invierno pudiera ser más frío y complicar su iniciativa, y se han cumplido sus temores.

Campos proseguía explicando que “he conseguido cruzar el collado de vuelta otra vez y lo que tengo mañana es cuesta abajo; con mucha nieve, pero cuesta abajo, y llegaré a un sitio en el que, por lo menos, podré descansar un poco, secar las cosas, porque lo llevo todo mojado, y voy a ver si consigo salir por ese último collado, que es la última opción, porque, si no, no hay posibilidad, porque estoy aquí encerrado”.

“Estoy muy mentalizado”, continuaba el montañero andaluz, “y cuando he vito lo que había por delante, todavía lo he intentado, pero cuando ya he visto lo que me quedaba he pensado “puedo no ser capaz de dar la vuelta y quedarme aquí y morirme. La soledad la llevo bien, pero estoy perdiendo un montón de días aquí en Dolpo y me tiene bloqueadísimo la nieve, pero es lo que hay, es el invierno del Himalaya. He aligerado algo el peso, he cogido algo de forma, he perdido algo de peso y estoy llevando un horario que la gente dice que está muy bien, pero cuando tienes que abrir tanta huella, no hay manera. En los collados pequeños siempre pasa algo de gente, con mulas, y no te pierdes, pero aquí no pasa nadie. El otro día, una anciana tibetana meneaba el cuello y sacaba la lengua, me hacía gestos como como diciendo “no vayas que te vas a morir”, y yo le decía “tranquila, llevo buen material”, pero tuve que dar la vuelta. Me queda esta última opción. Si consigo salir por ahí, perderé dos o tres días, pero luego recuperaré. En los próximos tres o cuatro días ya lo tendré claro”.

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