En los foros de mujeres se hace la siguiente comparación: En 50 años ETA ha asesinado a 829 personas y el Estado ha movilizado decenas de miles de policías y militares, ha gastado recursos inmensos, los medios de comunicación han dedicado horas y horas al tema. ¿Por qué frente a un número muy superior de mujeres asesinadas no existe una preocupación, ni de lejos, comparable?, ¿es que hay asesinados/as de primera y de segunda?
Ante el dilema creado por las nuevas políticas que se avecinan, lo tenemos claro en el foro: “Para colmo tenemos que exiliarnos cuando sufrimos la violencia machista, porque seguimos siendo nosotras las que tenemos que salir de nuestro hogar cuando nos agreden. Llamémosle por su nombre violencia de hombre contra la mujer. Las mujeres tenemos que empoderarnos y seguir inventando juntas la historia”.
Las mujeres debemos de reconocernos, qué hemos aportado, saber que somos iguales pero diferentes. Y nos preguntamos: “¿Por qué en el caso de las opresiones de las mujeres, cuesta tanto llamarlas por su nombre?, ¿por qué estamos en riesgo constante de ser borradas en cualquier momento, invisibles o ninguneadas?”
Hay que empezar a actuar ya, desde todos los frentes, con la sensibilidad que nos merecemos, y sobre todo desde los medios de comunicación. En el tratamiento de la noticia, no queremos ser sólo noticia cuando hayamos muerto, y menos con este ejemplo de tratamiento: “En el periódico La Opinión en Junio del 2009, en la página 64 hay un artículo sobre la violencia doméstica cuyo titular es: ‘Mata a puñaladas a su propia pareja en una gasolinera’, y como una broma macabra pero mercantilista, debajo hay un anuncio promocional de cuchillos que dice: ‘Porque cada corte necesita un cuchillo perfecto. Por sólo 39€. Y en un recuadro con letras rojas: 016, teléfono de atención a las víctimas de violencia de género.” Macabro, ¿verdad?
Es necesario actuar ya, con leyes, protección, y todos los medios suficientes y adecuados. El Observatorio de Violencia de Género y Doméstica en el año 2011, nos revelaban estos desesperanzadores datos: El 1,4 por ciento de la población española aún justifica la violencia de género en determinadas circunstancias, que para el 80 por ciento de los jóvenes lo razonable es que ellas satisfagan los deseos de sus novios y que ocho de cada diez ciudadanos ven «demasiados detalles» en las informaciones periodísticas sobre este asunto. En esto tenemos que ser contundentes: la educación es la base de todo.
Y no podemos ni debemos olvidar a los/las niños/as que viven también la violencia de género: más de medio millón de menores han sido agredidos este año y 840.000 están expuestos a la violencia contra sus madres.
No podemos seguir permitiendo que nuestras madres, hermanas, amigas, vecinas,…sigan sufriendo, ante esto hay que tener tolerancia cero. Hay que actuar ya. No podemos perder tiempo, energía ni dinero en un discurso que diluya este gran drama que las mujeres a las que amamos sufren (sufrimos). Y en la solución, debemos de estar todos y todas.
En una entrevista en el programa de Eva Hache, Saramago lanzaba una idea que a su parecer es obvia y utópica. Argumentaba la idea diciendo que el asunto del maltrato es un problema de hombres, y los hombres tienen que arreglarlo, ‘¿Por qué no se manifiestan en la calle?’, se preguntaba. Seguía con su razonamiento diciendo, ‘La noticia en los medios es cuando las matan, pero no cuando las maltratan.’ Y exigía de manera lúcida y contundente: ‘Hay que exigirlo de forma multitudinaria: son los hombres los que tienen que manifestarse’
Mientras, con cada muerte siguen saliendo “borbotones de rabia y dolor” (frase de mi amiga Reme).