Por Esperanza Pérez Felices. Alcaldesa de Níjar.
Qué hacían Iker Casillas, Balboa, Rubén Castro o tantos famosos y anónimos de otros lugares, provincias o países, durante estos días en la provincia de Almería.
En este puente de La Constitución, en Níjar, hemos visto correr, reír, disfrutar y sentirse el centro del mundo a más de 2000 niños que han participado en nuestra NíjarCup, esa competición que pensamos, precisamente, para que ellos fuesen los protagonistas no desde una perspectiva deportiva, sino social, porque nos interesaba especialmente que viésemos en ellos esos valores que les transmite el fútbol y que, en ocasiones, con la edad, parece que se van diluyendo.
Igualdad, compañerismo, implicación, comprensión con el error del compañero, espíritu de superación, equipo y tantas cosas que vistas en ellos, con esa naturalidad intrínseca a la inocencia de sus edades, te hacen sentirte realmente reconfortada.
Pero tras ellos había otro enorme contingente de personas, mucho más numeroso, que son quienes hacen posible ese espectáculo que en estos tiempos de crispación, tras dos años de pandemia e incertidumbres, nos devuelven a la creencia de que hay otra realidad posible, y mucho mejor de la que algunos se empeñan en que vivamos. Y me refiero a esas madres y padres que abnegadamente llevan a sus hijos a entrenar cada semana, que les acompañan a competiciones en un pueblo al sur de España cuando, en algunos casos, podrían haber disfrutado en palcos vip de todo un Mundial de Fútbol viendo a la selección de que un día fueron capitanes.
Ellos son, para mí, la parte fundamental de ese cambio que puede operarse en nuestra sociedad por medio de sus hijos y de los valores que absorben gracias al fútbol, al nuevo fútbol. No importa el color de piel, sexo o capacidades distintas, sólo son jugadores que entienden a la perfección que deben existir otros equipos distintos a los suyos para poder disfrutar, porque si no fuese así sería imposible competir, crecer o mejorar sobre un mismo terreno de juego en el que saben que todos son necesarios.
A todos ellos, a esos padres que se dejaron las manos con bombos, trompetas banderas o haciendo palmas. A todos ellos es a quienes les doy especialmente las gracias, porque sin ellos no es posible hacer una NíjarCup, y sin un evento como éste, el mejor de España en categoría Prebenjamín según ellos mismos, no es posible ver cómo pueden ser las cosas de otra manera, de una manera mucho mejor, con el simple hecho de ver competir con la inocencia del que vive y quiere vivir en un mundo igualitario para, sencillamente, disfrutarlo.
La imagen de un padre saltando al terreno de juego para abrazar a su hijo y al compañero del equipo contrario por el enorme espectáculo que han ofrecido, o esa madre que rompe a llorar con su hijo porque sencillamente se siente orgullosa de lo que han logrado más allá de los resultados en el terreno de juego, valen tanto la pena, que algunos hasta se perdieron todo un mundial por ellos. Y por todo eso, en nombre de todos los nijareños y nijareñas, sencillamente gracias.