Entre la programación cultural de otoño de Almería destaca, entre otras, la obra ‘La Sonrisa Etrusca’ que, protagonizada por Héctor Alterio, será representada el próximo 28 de octubre en el Auditorio Maestro Padilla. Esta novela de José Luis Sampedro, que ha adaptado Juan Pablo González, está dirigida por José Carlos Plaza, quien se ha encargado de hacer llegar toda la ternura de una historia familiar y emotiva, cuyo reparto completan Julieta Serrano, Nacho Castro, Olga Rodríguez, Israel Frías, Carlos Martínez Abarca, Cristina Arranz y Sonia Gómez Silva.
Las convicciones de un hombre de campo, del sur de Italia, instaladas en el mundo urbano y fugaz de la ciudad, será el eje de un relato jovial y simpático que nos llevará al contexto espacial de Milán. Allí se trasladará Salvatore Roncone, interpretado por Héctor Alterio, para someterse a un tratamiento por cáncer junto a su hijo Renato, la mujer de éste y el hijo de ambos, llamado Bruno, de trece meses. Tras su llegada se producirán diferentes enfrentamientos entre los valores arraigados, machistas y obsoletos de Salvatore y las costumbres y vivencias de una familia urbana y burguesa como la de su hijo. Será su nieto Bruno, que además tiene el mismo nombre en clave que Salvatore utilizaba durante la resistencia fascista en la clandestinidad, quien despierte en el abuelo toda la ternura y el cariño, la cual volcará en el pequeño inculcándole todo el amor por la vida que a Salvatore se le va escapando entre los dedos, a causa de su enfermedad.
El propio director describe al personaje principal y habla de él diciendo que “el carácter de Salvatore, alias Bruno, puede asustarnos un poco, porque no reconozcamos en muchos casos sus comportamiento por muy primarios que parezcan, pero hay algo que lo hace admirable, su profunda humanidad. El calor de su pasión lo hace cercano, la ingenuidad de sus planteamientos y su pudor excesivo lo vuelven entrañable y, sobre todo, destaca especialmente su capacidad de amar”.
Asimismo, los espectadores podrán disfrutar de una historia fraternal, adornada con una intrahistoria personal de su protagonista que se hace querer y que quiere con todo su ser, desde una perspectiva natural y divertida, “que sin duda esbozará una sonrisa en el público”, concluye Plaza.
