Y tensó el arco se titula el libro que en breve publicará el Instituto de Estudios Almerienses. Sus poemas descubren a un nuevo valor de la poesía, no ya en Almería sino de proyección general. Antonio Carbonell (Granada 1961) vive desde la infancia en Roquetas y escribe desde su adolescencia. Fue uno de los impulsores de la revista La Orilla, que en la década de 1980 renovó la creación literaria en el Poniente almeriense. En aquella experiencia convergieron escritores y escritoras relevantes, como Ángel Giménez, Soledad Ruíz, Antonio Maldonado, José Antonio Baeza, Ana Martínez, Leonor Cruz, etc. La creación literaria de Antonio Carbonell, a pesar de estar escribiendo desde hace más de treinta años, es breve: Una novela corta, otro libro de poemas y un libro de narraciones, todos inéditos. Sí ha publicado poesía y narrativa en prensa y revistas y, también, obtuvo un premio literario en el primer, y hasta ahora único, concurso que se presentó.
Ha creado su propio espacio en soledad, alejado de los círculos artísticos, pero conectado a la vida, a la libertad vital de sorprenderse continuamente a sí mismo ordenando palabras que transmiten el vendaval literario que ruge por su mente.
El resultado de su obra poética es especialmente relevante para la cultura de Almería porque, sin proponérselo, perpetúa la tradición de la poesía mística almeriense que desde los tiempos de Ibn al-Arif ha llegado hasta Valente, Sabiote y Francisca Sánchez-Ros. Aunque Antonio combina esta tradición con la particularidad de conjugar en sus textos esa profundidad esencial a cualquier persona sensible, obviando la particularidad de las religiones, con la emoción sensual y sarcástico-irónica de Aureliano Cañadas y de Kayros, mas un poco de aquella inocencia natural de la poética de Juan Berbel.
Pero Antonio Carbonell sí se declara deudor de, entre otros y otras, las poéticas de Chantall Maillard, de Wislawa Szymborska y de Kavafis. No obstante, y para seguir situando su poesía a nivel nacional e internacional, es necesario señalar la conexión de sus poemas con la cotidianeidad de la pulsión erótica en los versos del cordobés Vicente Núñez y de la sorpresa en las vivencias diarias en los poemas de la argentina Susana Tosso.
Fue José Ángel Valente quién precisó que la característica esencial de la poesía es la incomunicación, porque “es cosa para andar por lo oculto”, y Antonio Carbonell está de acuerdo cuando considera a lo poético como un asumir personal, íntimo, de los caracteres físicos, emocionales y místicos que definen a un ser humano.
Este primer libro de Antonio Carbonell resulta un aire nuevo para la poesía creada en Andalucía y hace esperar con interés las próximas publicaciones del autor. Y tensó el arco es una colección de poemas cortos, de muy pocos versos, pero cargados de una especial intensidad, un concentrado de sensualidad transcendida que además de sorprender buscan la reflexión.
La sabiduría que contiene este libro es la que corresponde a entender la vida con la conciencia de ser persona, de entenderse con aciertos y contradicciones y de aceptar el hecho de que la existencia es un viaje sin billete de vuelta, una invitación a ser un todo integrado en la nada, o lo contrario.