El Grupo Ecologista Mediterráneo (GEM) pone el foco en ese proyecto ya formulado pero que vaga por despachos y foros sin contar con el imprescindible y justo respaldo que merece; se trata de la Inversión Territorial Integrada en torno a tres sectores que son pilares de la economía provincial: energías renovables, agua y alimentación.
Básicamente se trata de un programa de actuaciones y de inversiones encaminadas a dar una solución a algunos de los más graves problemas que presenta Europa. En el caso de Almería es una propuesta elaborada por los empresarios del sector de las energías renovables, que cuenta con el apoyo de la Asociación de Empresarios de Almería (Asempal), de la comprensión y la colaboración de la Diputación, y de demasiados silencios en los gobiernos.
El GEM considera que ese plan, capaz de movilizar inversiones de cientos de millones de euros, de convertir a Almería en una referencia internacional en los planes para combinar le energía ‘limpia’ con el agua y los cultivos, de generar una industria del sector de las renovables con capacidad de generar empleo y de, además, aportar soluciones a la cada vez más patente crisis energética, necesita todo el apoyo por parte de nuestros gobernantes para salir adelante.
Han pasado varios años desde que el proyecto de ITI para Almería fuera formulado y no hemos oído al Gobierno central o al autonómico posicionarse de una forma clara en favor de una iniciativa que puede convertirse, al paso de unos pocos meses más, en una de las fórmulas para recuperar el tono económico, social o la ilusión de una provincia que debe buscar nuevos retos para cuando la pesadilla que estamos viviendo se vaya desvaneciendo.
Y no basta con decir ‘bonito proyecto’ y guardarlo con mimo en los cajones de consejerías o de ministerios. Son los responsables políticos de esos gobiernos los que han de coger el proyecto, adornarlo con razones y argumentos y llevarlo con ambición ante la sede de la Unión y de la Comisión Europea. Bruselas ha de creer que España cree que Almería es el lugar, es el momento y es la oportunidad para que una Inversión Territorial Integrada se desarrolle con garantías de convertirse en una iniciativa de futuro en materia energética, económica, agrícola y social.
El GEM entiende que este debe ser uno de los campos de actividad que abran la puerta a nuevas inversiones, sobre todo porque estamos hablando de un cambio de paradigma en el modelo energético global, la sustitución de los combustibles fósiles por otros como el sol o el viento, y su utilización en proyectos de gestión del agua o de cultivos de primor capaces de alimentar a un mundo superpoblado y cada vez más empobrecido.