El primero en salir a escena fue el «Huracán Céspedes». Fue poner un pie en el escenario y el Auditorio casi se viene abajo con la ovación del público. Un público que sabía perfectamente lo que iba a encontrarse. Los esperaban con ansias. Céspedes dio la bienvenida con una pequeña intro-publi-cómica, demostrando que da igual «lo que le echen». Este muchacho sería capaz de matarte de risa leyéndote el prospecto de un medicamento.
A continuación la primera sorpresa de la noche. Una parodia de «El exorcista» en la que una niña almeriense adopta maneras y acento madrileño tras pasar un fin de semana con su prima de la capital. Dos curas de Almería realizan un ritual consistente en rociarla de aceite Castillo de Tabernas acompañado del «Si vas pa la mar». Fue impresionante.
Después el monólogo de Alvarito. A pesar de ser el más joven y el menos conocido del grupo, Alvarito demostró ser un cómico de altura. Su rapidez, acidez y estilo son propios de un cómico veterano. Aprovechó la cercanía del concierto de los Pecos en Roquetas para analizar al rubio del dúo; «¿qué mierda de voz es ésa? Ese tío no tiene genitales. Tiene dos bombonas de helio».
Tomó el testigo el clásico; Paco Calavera. Lejos de estancarse, Paco se reinventa a sí mismo en cada monólogo. Brutalmente sincero, Paco habló de lo difícil que resulta tener vida privada en una ciudad como Almería, repasando todos los rumores que le han llegado en torno a ellos. Desternillante el último; «Ahora dicen que Alvarito y yo somos pareja. ¿Cómo se te ha quedao el cuerpo? Como el de Alvarito, ¿no?». Su portentosa voz y presencia escénica quedarán grabadas en la historia del arte local.
Y después llegó Kikín, de quien se puede decir sin miedo a equivocarse que se trata del padre de la comedia almeriense. El precursor, el que abrió la puerta a los que vinieron después. Un actorazo de los pies a la cabeza. Puro nervio, reflexionó acerca de la calidad de la democracia moderna, o el culto al cuerpo.
El último monólogo fue el de Pepe, el del «¿qué me comentas?, ¿has dicho algo?, calidades… y más expresiones puramente almerienses. El tío que ha logrado que media provincia hable como él. Ironizó sobre las prisas de los políticos y las obras de última hora de cara a las elecciones; «está más organizado el ataque a Libia que el tráfico en la rotonda de las Almadrabillas». También aprovechó para relatar el viaje en coche Almería-Roquetas; «rotonda-palmera-rotonda-palmera-farola-palmera-farola-palmera…»
Demostró cuál es la razón por la que en un período de tiempo tan corto se ha convertido en el ídolo del gran público, sin distinción de edad. Una noche que permanecerá en el recuerdo de los asistentes para siempre.