Los “centros históricos” son los “corazones de las ciudades”. Allí están nuestros orígenes. En la trama urbana, en sus calles y en sus edificios singulares podemos ver las huellas de nuestra propia historia. La ciudad de hoy nos habla de lo que fuimos ayer, de lo que hoy somos.
Hace unos 50 años Almería era una pequeña ciudad de provincias que conservaba una arquitectura única, almeriense. Sin embargo, los estudios estadísticos señalan que desde ese momento los destrozos producidos en su casco histórico la colocan entre los primeros puestos de toda España. Para conseguir tan lamentable privilegio se ha recurrido a todas las artimañas posibles, aunque en definitiva podríamos calificarlas simplemente como especulación sin escrúpulos.
Ni los movimientos sociales de los años setenta que propugnaban la recuperación de nuestro patrimonio histórico, ni los sucesivos Planes Generales de Ordenación Urbana, ya en plena democracia, han resuelto el tema pendiente de nuestra ciudad: elaborar un Plan Integral para nuestro Casco Histórico que aborde de manera global y conjunta todas sus necesidades (una solución que ya han adoptado la inmensa mayoría de las ciudades andaluzas).
¿De quién es la responsabilidad de tanto abandono? Desde luego de las administraciones públicas pero también de los propios almerienses, por su desidia, pesimismo y falta de autoestima. Resignadamente aceptamos que se vaya dilapidando la herencia que nos ha sido legada a través de los siglos por nuestros antepasados. Así, el casco histórico se ha ido convirtiendo en un casco “viejo”, a secas.
El “corazón de la ciudad” se encuentra en un lamentable estado de abandono. Necesitamos recuperarlo para que sea el espejo donde podamos mirarnos con orgullo. También para disfrutarlo y mejorar nuestra calidad de vida. También para que sea el motor cultural de la ciudad. Es vital recuperar “islas de cordura” dentro de la ciudad moderna.
Así que toca movilizarse ya. No más excusas. Te esperamos con toda la familia este domingo.
