«La pintura de hoy se ocupa de muchas tareas. La de Manuel Olmo Hoyo es, al igual que otros muchos artistas de su generación, una suerte de ritual que tiene el propósito, por encima de cualquier otra idea, de construir otra nueva imagen».
Así Pedro Osakar Olaiz, Artista y Catedrático Universidad de Granada nos presenta la obra de Manuel Olmo Hoyo, que será visible en el MECA a partir del viernes 12 de febrero a las 20:00 horas, hasta el 4 de marzo.«La obra de Manuel Olmo Hoyo está dotada de un conjunto de valores que difuminan una realidad, suspenden el significado y al mismo tiempo nos desvela la trama de su realización…Podríamos hablar de las reducciones tonales y de la búsqueda de una sensualidad en sus veladuras. De la simplificación a contornos y líneas de las imágenes, pero son otras razones más poderosas las que nos parece que merecen la pena revisar…
Al comenzar a pintar se producen dos consecuencias inmediatas: la ampliación de la escala de la imagen modelo y el delicado proceso de humanización de la imagen, consciente de que en este momento, la manualidad otorga a la imagen unos valores que la imagen fotográfica no posee. Despacio y de un modo minucioso, reflexionando el valor espacial y psicológico de la línea y del color, se pinta la imagen. Profundizando aún más en el proceso, el modo aparentemente frío de repetir la imagen nos lleva a un punto de la representación en el que aparentemente aparecen pocos valores de la pintura. Ya hemos dicho que en el ejercicio de transposición en su ejecución es donde se produce un ajuste final y real de Humanización.
La pintura es una práctica tradicional que se muestra de modo tradicional, pero a la vez se interroga sobre el modo de exponerse, sobre el modo de ser esa imagen y sobre el modo de mirar todo ello.La materia pictórica no es un problema, sino el color y la organización de este. La operación pictórica se reduce a trasladar a la superficie la imagen sin preocuparse ni de la textura, ni de la pincelada. En todo caso, la pincelada que es muy poco evidente se adscribe a reproducir el material gráfico, se supedita a la forma y al esquema general. Las imágenes son construidas por una pincelada que queda oculta. Las herramientas son el proyector, los rotuladores y los pinceles muy blandos. El material es el óleo sin textura… plano. Elementos voluntarios y modos de trabajar puestos al servicio de la construcción de una nueva imagen. La resolución tiene que alcanzar un nivel de nitidez que arrastre las cualidades de la huella de lo fotográfico. Contra todo este orden, aparece lo que queda fuera de la operación consciente. Lo involuntario trae un tipo de imágenes en las que la técnica y el proceso desde su propia actitud hacen que hablen los materiales y la materia, por que solamente así, la obra puede penetrar en el campo de la sensación compleja y combinada y superar la limitada comunicación de una imagen.»