Alrededor de 180 senderistas participaron ayer en la Ruta de Piedra Lisa, que discurre por parajes del municipio gadorense sembrados de historia. Una ruta que atraviesa zonas que atesoran un rico pasado como atestiguan los abundantes restos fósiles, los vestigios de tumbas prehistóricas y los restos de las trincheras de la Guerra Civil.
Una ruta de senderismo que ha tenido un recorrido de 12 kilómetros y que arrancó en la céntrica Plaza de la Constitución de la Villa de Gádor, donde se daban cita a primeras horas de la mañana el nutrido grupo de senderistas para comenzar la jornada con un zumo natural de naranja y una sabrosa torta de chicharrones.
Tras guardar un minuto de silencio en solidaridad con las víctimas de los atentados yihadistas de París, la obligada foto de familiar de grupo los caminantes previa al inicio de la marcha, que arrancó atravesando el núcleo urbano hacia el paraje de Zorracana, para y adentrarse luego en la Rambla del Ciscarejo hasta llegar al Piedra Lisa, una zona que conserva importantes restos fósiles y que recibe su nombre por tratarse una gran pared rocosa moldeada por la erosión de viento y el agua.
Después una breve parada para reagruparse los senderistas afrontaban la subida por la Rambla de las Balsas hacia el paraje de los Retamares, donde se encuentran los restos de antiguas trincheras de la Guerra Civil levantadas en este punto estratégico con fines defensivos y desde las que se divida una amplia zona del territorio por encontrarse en un enclave elevado.
Luego han descendido hacia una explanada donde se aprecian los primeros vestigios de algunos enterramientos prehistóricos, que son más abundantes en la ladera de un cerro próximo a la misma. Allí los senderistas han recibido las explicaciones por partes de Antonio Sánchez Díaz, que ha comentado con todo lujo de detalles los aspectos más relevantes referentes tanto a las tumbas prehistóricas, cuya antigüedad data de 4 ó 5.000 años; así como de las trincheras construidas durante la Guerra Civil.
Las explicaciones han dado paso a un alto en el camino para tomar un “tentempié” y reponer fuerzas antes de emprender el regreso bajando por la Rambla las Balsa, hacia el paraje de Las Chimeneícas y adentrarse en el pueblo nuevamente por el Salto del Agua, la Plaza la Ermita, Iglesia y Plaza de la Constitución, donde ha concluido esta jornada de senderismo que ha durado más de cuatro horas.