Según publica la web www.ahora.cu, este hallazgo ha venido después de analizar las crónicas que Martí dedicó a las actuaciones que la bailaora almeriense realizó en Nueva York, como una recogida en el periódico mexicano El Partido Liberal, del 16 de julio de 1890, en el que hace patente su admiración y su amistad con la artista almeriense.
«Se vio en días pasados a un ramillete de vassareñas con casaquilla y cuello de hombre, ojeando de detrás de las cortinillas verdes, en un palco culpable de Koster-and-Bial, los fandangos y cachuchas con que alborota a New York la sevillana Carmencita. Los franceses aplauden, y sus españoles, y los alemanes, y los yankees frenéticos. Va para un año de este entusiasmo, y no hay manera de dejar de hablar de él, porque hoy es Sarony que la pinta, con su saya amarilla y su chaqueta roja; o es la aristocracia de Tuxedo quien se la lleva a bailar, allá al club de su coto, y le llena el tablado de flores y sombreros; o son trenes de lujo, que vienen a Koster-and-Bial de topadillo; con el esposo o el hermano, o con quien no es hermano ni esposo, a ver desde el seguro palco aquel salón pecador, a que la germanía de la ciudad, habituada a los cantos y franquezas de la escena alegre donde baila hoy, ante un coro deslucido, la ‘Perla de Sevilla’», escribió Martí.
Bien es verdad que en esta crónica, Martí se refiere a Carmencinta como «la sevillana», pero es de suponer que a finales del siglo XIX decir que se es de Sevilla vestía muchísimo que decir que se es de Almería.
Este texto y otros similares han llevado a que expertos cambien de opinión y consideren a Carmencita Dauset como la verdadera musa de Versos Sencillos, ya que el cubano sólo escribió unas cuantas frases sobre Carolina Otero en las que alababa su arte, pero no profesó su amistá con ella.