La problemática de las aguas industriales reside en que no pueden ser tratadas mediante los mismos sistemas biológicos que las aguas urbanas, sino que requieren métodos específicos en función de los contaminantes que presentan. Por ello, los investigadores almerienses han utilizado un proceso que combina ambos métodos, la degradación que utiliza la energía solar y la que utiliza bacterias para descontaminar.
El responsable del grupo de Ingeniería Química de la UAL, José Antonio Sánchez Pérez, expone que el nuevo método reduce el tiempo del proceso de depuración. “El tiempo necesario para depurar un volumen de mil litros de agua -en términos generales, ya que éste varia según la composición y carga de las aguas a tratar- es de unas cinco horas para el tratamiento solar y de 24 a 36 horas para el procedimiento biológico”, explica.
Este tipo de procesos se realizan actualmente desinfectando el agua con cloro u ozono, con repercusiones medioambientales y económicas, como es el caso del proceso de cloración que genera residuos que, si llegan a la cadena alimentaria a través de productos regados con agua cloro, liberan sustancias dañinas que provocan el envejecimiento premaduro de las células.
La nueva técnica, luego, se plantea como una «alternativa más sostenible para el tratamiento terciario», concluye Sánchez Pérez.